Carimy Aluan, jugadora de la Selección Paraguaya de Balonmano, que junto a su familia celebra la medalla de plata obtenida en los XII Juegos Suramericanos ASU2022.
Carimy Aluan (27) y Sergio López (31) son jugadores profesionales de balonmano, ambos convocados a la selección paraguaya femenina y masculina respectivamente. Ella juega en la posición lateral número 8, y él de central número 2. En los juegos ASU2022 esta relación se destacó por su historia de perseverancia, y por sobre todo por el amor y la disciplina que aplican al deporte, valores que hoy inculcan a sus dos hijas, Olivia (6) y María Felicia (1).
“Este mágico momento lo viví con el amor de mi vida, que no dudó un segundo en apoyarme y bancarme. Estuvimos juntos durante todo el proceso con mucho sacrificio, dedicación y esfuerzo para llegar a nuestros objetivos. Mi familia me guió siempre en este mundo del deporte”, expresó emocionada Carimy.
Por su parte, Sergio recalcó el buen desempeño en la cancha del seleccionado femenino, teniendo en cuenta que el balonmano es un deporte que no recibe mucho apoyo. “Fui feliz porque mi señora logró el objetivo, llegaron a una medalla y de la mejor manera. Esto fue satisfactorio en todos los sentidos”, opinó López quien señaló que las chicas dejaron en alto a Paraguay.
Cari, como la llaman sus amigos y familiares, también agradeció a sus compañeras por haberla hecho sentir “como en casa” peleando juntas, una al lado de la otra. Resaltó el apoyo de todo el cuerpo técnico y la dirigencia que otorgó las herramientas y contención necesarias a las jugadoras. “La medalla es la cosecha de mucho sacrificio y mucho trabajo. Es la demostración de que si tenés un sueño o una meta y trabajas para eso, podes llegar como sea, no importa si tenés hijos o lesiones”, refirió la deportista.
DE LA AMISTAD AL AMOR
Las vidas de Carimy y Sergio se cruzaron por primera vez hace 13 años cuando ambos jugaban en un club deportivo presidido por la mamá de ella. Él había emigrado recientemente de su ciudad natal Pilar para instalarse en Asunción
siguiendo el sueño de jugar a nivel profesional. Desde ese momento iniciaron una linda amistad que con los años ascendió a romance.
Durante los primeros años de relación, tuvo la oportunidad de jugar en el exterior, por lo que residió algunos años en Cuba. Actualmente, Sergio se dedica a las ventas y Carimy se desempeña como profesora de hándbol en instituciones educativas. “Cuando tenemos prácticas nos turnamos, uno se queda con las niñas mientras el otro entrena”, relató la jugadora.
Tras el nacimiento de su primera hija, Olivia, contrajeron matrimonio por lo civil, y siete años después, con María Felicia, la segunda hija, en camino, decidieron unir sus vidas en una ceremonia religiosa. “Lo mejor de cuando me toca jugar es ver a Carimy con las nenas alentando desde las gradas. Y si ella juega somos, mis hijas y yo, su hinchada”, cuenta López.
Entre los momentos más desafiantes de su carrera deportiva, Carimy recuerda la recuperación post parto de ambos embarazos y una lesión de codo que le generó bajas recurrentes pero que, como ella misma afirma, sin el apoyo incondicional de su esposo, no hubieran sido fáciles de sobrellevar.
Carimy y Sergio son el vivo ejemplo de proyección y lucha de los deportistas y atletas paraguayos, quienes, en medio de la rutina laboral, la crianza y el cuidado de los hijos, demuestran que el trabajo en equipo, la disciplina y la pasión son la base para llegar lejos y que, con amor y apoyo incondicional todo es posible.
