Dicen que el Vicepresidente olvidó su rol. ¿Cuál rol?
Parece que por fin se empieza a debatir, con algún grado de formalidad, las funciones del vicepresidente de la República. Ya en los tiempos de J.C.Wasmosy, el primer civil Presidente de la República tras el golpe del ’89, se acuñó la figura del florero, artefacto de difícil ubicación física dada su absoluta prescindibilidad.
Andrés Rodriguez, cuyo mandato constitucional se extendió de mayo de 1989 a agosto de 1993, gobernó sin la sombra de un vice, porque fue electo bajo la vigencia de la Constitución de 1967. En ese aspecto, la vieja carta magna era más “sensata”, si cabe el término. No se complicaba imaginando escenarios del presidente viajando, enfermándose temporaria o definitivamente, ni tampoco se hacía cruces ante la posibilidad de renuncia o muerte del titular del PE. De hecho, la del ’67 fue una constitución a medida de Stroessner, que viajaba poco y nada, jamás se enfermaba y la muerte era una hipótesis muy lejana para el “tiranosaurio”. Sólo la renuncia le salió al paso.
Bajo la Carta de ese entonces, el Presidente de la Republica sólo podía ausentarse del pais por motivos oficiales “fundados en el mejor desempeño de sus funciones”. En ese caso, encargaba el despacho de la Presidencia de la República a uno de los Ministros de su Gabinete, cláusula vigente también en caso de inhabilidad temporal. Si dicha inhabilidad fuera definitiva así como en caso de renuncia o muerte “podrá ser designado cualquier ciudadano que reúna las condiciones establecidas para el cargo en esta Constitucion”.
Para las contadas ocasiones en que Stroessner viajó al exterior, el ocupante temporal del despacho fue el ministro Sin Cartera (cargo desechado por la Constitución de 1992) aunque ambién hubo casos en que el ministro del Interior Sabino Montanaro, ocupó momentáneamente el sillón. Práctico y barato. No había extra salarial para el interino, por lo menos previsto en el PGN. Tal vez un poco de “caja chica” y cosas así.
Ahora tenemos una Vicepresidencia de la República en donde anidan 56 oficinistas que consumen al año unos 14.000 millones de guaraníes. ¿Para qué? Para nada práctico pues el Vice no tiene atribuciones específicas más que hacer guardia en la rama alta del árbol esperando que el titular cause vacancia por algún motivo.
Y de paso hacer campaña pro Presidencia usando fondos de la Vice.
¿Rol? Gasto sin sentido, derroche puro.
