Esta nueva ola de innovación (donde al menos el término está más presente), donde las empresas y organizaciones se desesperan por generar cambios en los productos, servicios e impacto que tienen con respecto a sus clientes, su marca y sus objetivos despiertan muchas preguntas y procesos que deben ser sorteados.
La tramposa comodidad o falsa seguridad de contar con prácticas exitosas instaladas hace décadas (y algunas que no lo son tanto), impulsar transformaciones integrales dentro de las instituciones es una tarea magnánima por varias razones: exigimos “pensar fuera de la caja” a gente que se encuentra dentro de la caja y que le ha ido bien no entrenando su parte creativa durante años, parte que, como cualquier sentido o músculo, si no se entrena, se atrofia. Otra ancla que retrasa los procesos de innovación es creer que lo que funcionó durante mucho tiempo, va a funcionar siempre.
La empresa Olivetti fue la empresa de máquinas de escribir más innovadora y más vendida del mundo. Los directivos de la empresa se mostraron escépticos ante la aparición de las primeras computadoras personales y, cuando se dieron cuenta que la cosa venía en serio, ya estaban quebrados.
Aquí la diferencia de creación con innovación, el segundo término hace referencia a hacer de una nueva manera algo que ya se realizaba. Steve Jobs no creó el celular, ni las pantallas táctiles, ni los aparatos de música, tomó a todos éstos y los colocó en una perspectiva totalmente diferente a la que conocía, es más, en su famosa presentación del primer iPhone en 2007, “engañó” a la audiencia diciendo que iba a presentar 3 productos. Los tres productos estaban unidos en uno. El resto es historia.
Casi por un instinto animal de supervivencia, queremos conformar nuestra manada con similares, donde la diversidad de los equipos de trabajo es algo muy relativo. Culturas, nacionalidades, estratos socio-económicos y formaciones académicas similares, vuelven a nuestra supuesta diversidad una vulgar homogeneidad. El día que dejemos de hacer las cosas “porque así siempre se hicieron”, las ventanas de la innovación dejarán entrar aire fresco y desplazarán el tufo que hay dentro de las instituciones.