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San Bernardino, la ciudad de los bollos

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La historia nace con Bernhard Grimm, oriundo de Mylau, ciudad del estado libre de Sajonia (uno de los 16 Estados federados de Alemania). Tras servir a su patria en la I Guerra Mundial, él y dos camaradas deciden emigrar a América del Sur en busca de fortuna, o por lo menos, de una vida más desahogada que la que ofrecía la caótica Alemania de posguerra. El trío intenta varios negocios pero finalmente se disgrega.

Grimm decide radicarse en la ciudad de Altos  de nuestro país y enseguida desarrolla sus artes de panadero y confitero, ofreciendo a su clientela su Berliner Pfannkuchen (Panqueques de Berlín en alemán). Los ingredientes para elaborar ese manjar debían llevarse desde Asunción.

Se dice que en 1964 visitó Altos la entonces Primera Dama Ligia Mora de Stroessner, quien desoyendo a sus acompañantes, decidió quedarse a almorzar y luego a merendar en lo de Grimm.

Cuando probó el Berliner Pfannkuchen quedó encantada, alentó a Grimm a seguir produciéndolos y ella misma se convirtió en su promotora.

“Mirá Jorge, si querés clientela ve a San Bernardino y yo te llevó a todas mis amistades”, fueron las palabras textuales de la primera dama de la nación. Esto marcó un punto de inflexión en la vida empresarial de Grimm. 

La familia entonces decide trasladarse a San Bernardino en donde se instala alquilando la panadería de Gustavo Volling. La tradición familiar sigue hasta hoy, cuando hijos y nietos de aquel inmigrante que escapaba a las estrecheces de una Alemania cruzada por la anarquía, toman la bandera de la tradición y la llevan aún más alto.

Ana Jazmín Sosa Grimm, esposa de Bernhard y copropietaria de “La Alemana” (así se llama su restaurante), expresó que su marido Jorge Bernardo Grimm llegó desde Altos a San Bernardino hace 50 años. Y consigo la receta que volvería tradición a la ciudad. 

“Él siempre dice que gracias a la primera dama abrió su negocio. A la par que lo establecía, la ciudadanía fue replicando en las calles. Los que se dedican a hacerlo son los que tienen familiares que trabajaron en su momento en el restaurante”, reveló. 

MASA DIFERENTE

A pesar de ser reconocida en todo el país, los bollos de La Alemana solo vienen en dos sabores; dulce de leche y dulce de guayaba. Esto por el deseo de Grimm de no alejarse de lo tradicional. Además que el tercer sabor más conocido (la crema de leche), rápidamente se echa a perder por el intenso calor de nuestro país. 

“Él empezó a vender con crema. Pero con nuestro ambiente se agria muy rápido”, expresó. 

Acto seguido señaló que la masa es la diferencia con los demás bollos. Y no solo por los ingredientes que la componen sino por la forma del amasado es otro de los factores secretos de su sabor diferencial. 

“Otro aspecto diferencial es que los bollos llevan azúcar común pero los de ‘La Alemana’ llevan azúcar impalpable. Esto para que la gente lleve la boca blanca cuando las consuma”, expresó. 

INTERNACIONAL

La empresaria reveló que reciben pedidos de España e Italia. Hay otros con chocolate, frutilla y crema que hace el hijo de Grimm en su propio local. Pero ese es un negocio aparte. 

“Son tan requeridos los bollos que tenemos que vendemos 10.000 bollos en promedio entre sábado y domingo de cada semana”, expresó en otro momento. 

Debido a la pandemia, habilitaron la peatonal para que los clientes consuman al aire libre. 

“Les esperamos con todas las medidas sanitarias. Siempre vienen a controlar desde el Ministerio de Salud. Tenemos a varios funcionarios que también dependen de esto”, concluyó. 

Bernhard (Bernardo) Grimm con su esposa Ana Jazmín Sosa Grimm.
Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.