Uno de los pilares fundamentales de una verdadera democracia es la rendición de cuentas de los burócratas que administran momentáneamente un espacio de poder con un presupuesto que les permita tomar decisiones para ejecutar planes y proyectos que sirvan para el mejor devenir de los habitantes de un territorio, nada nuevo hasta aquí. Lo que si me llevo a pensar en cuán difícil es la práctica de la rendición de cuenta en más de 30 años de democracia, cuando durante todo este tiempo transcurrido, post dictadura, la ciudadanía no obligo a sus autoridades a realizar esta práctica de forma ordenada, sistemática y verídica.
Esta pandemia vino a desnudar las peores miserias de una administración pública deficiente, incompetente y en muchísimos casos corrupta, que no tiene más vergüenza de mostrar su verdadero rostro e incluso decirnos, así somos nosotros…
Y QUE!. Vale decir que hay otros pocos que buscan disfrazarse con el discurso de transparencia, pero que son igual de pecadores que los primeros.
Es hora de dar vuelta esta situación antes que un “salvador” venga a ponerlos en vereda, ya que nosotros como ciudadanos no podemos y menos la injusta justicia paraguaya.
El COVID nos trajo mucha plata y cuando se les pregunto en que se usó los 1.600 millones de dólares, el Presidente tuvo que dar la cara y explicar como iban a gastar. A casi dos meses de cuarentena, básicamente se gastó en subsidios, salarios públicos y algo en Salud. Primero me salvo YO y luego los COMUNES.
El orden de prioridad esta alterado, viendo la cantidad de personas que nos están dejando en medio de un sistema de salud colapsado que nunca rindió cuentas y tampoco nosotros hemos exigido. Es hora de dejarnos de jugar a la democracia y empezar a exigir, e incluso participar, cuando quieren distribuir el dinero.
#RENDICIONDECUENTASYA