Los desafortunados exabruptos del presidente argentino
Citaremos una vez más a Einstein cuando dijo que “existen dos cosas infinitas, el Universo y la estupidez humana”, para aclarar acto seguido: “Y del Universo no estoy tan seguro”. Y lo hacemos porque viene muy al caso a la vista del penúltimo exabrupto del presidente argentino Alberto Fernández.
Victima de su incontinencia verbal, Fernández creyó ser ingenioso y oportuno cuando, oficiando de anfitrión de su colega español Pedro Sánchez de visita a Argentina, citó al escritor mejicano Octavio Paz diciendo: “Los mexicanos salen de los indios, los brasileños salen de la selva y los argentinos salimos de los barcos”. El pequeño problema es que Octavio Paz jamás escribió tal cosa. Lo que hizo fue confiarle a su compatriota Carlos Fuentes un pensamiento en esa línea… pero que ni se aproximaba a la frase de Fernández. La cita correcta es: “Los mexicanos descienden de los aztecas, los peruanos descienden de los incas y los argentinos descienden de los barcos”, lo cual es un velado sarcasmo dirigido a los argentinos quienes principalmente son producto de la inmigración mientras los mexicanos, peruanos y demás pueblos del continente provienen de la fusión de culturas precolombinas con los españoles que colonizaron el continente. Un simple juego literario que, en boca del presidente argentino, se convirtió en un galimatías de tono ácidamente racista. “Yo soy europeísta” proclamó ante un Sánchez que a duras penas disimulaba su confusión.
El parloteo fernandino no tardó en recibir vueltos. Bolsonaro se fotografió con toda una tribu amazónica y equiparó al presidente argentino con su colega Maduro, “que falava com os passarinhos”. Felipe Calderón, ex presidente de México, fue más duro y trató de ignorante a Fernández agregando: “Acá en Méjico decimos que no tiene la culpa el indio sino el que lo hace presidente”, dicho que no le va en zaga en desubicación al furcio del mandatario porteño.
Algo parece seguro, si se escucha a las comunidades originarias que en Argentina concentraban en 2018 unos 955.000 habitantes distribuidos entre 32 etnias. Y es que difícilmente alguno de ellos vote a Fernández y su partido en las próximas elecciones. Lo cual sería una exageración ya que el presidente argentino no parece ser un racista sino que, simplemente, padece una verborragia incontenible y no tiene en cuenta el valor de un silencio bien guardado.