Muchas veces –la mayoría de ellas- tenemos la tendencia a culpar a otros por situaciones o
circunstancias que nos deprimen, entristecen, enojan o angustian. Y si bien es cierto, que hay cada tóxico/a suelto/a por ahí y circunstancialmente “se crucen” con nosotros, el hecho de permitirles que permanezcan es lo que hace la diferencia. Las personas que llegan pueden ser un reflejo de nuestro pasado, pero las que se quedan (las que les damos el ok para que se queden) son un reflejo de nuestro momento presente y lastimosamente del futuro… Me atrevería a decir que lo que más nos irrita en “el otro” es lo que más nos molesta de nosotros mismos, solo que no nos damos cuenta porque está en nuestro subconsciente (normalmente lo que allí está, no lo percibimos conscientemente, pero es exponencialmente más poderoso que lo consciente).
Es también más fácil decir que la otra persona es la tóxica (egoísta, mal pensada, envidiosa, celosa, chismosa, mentirosa, etc, etc.) antes que mirar un poco dentro nuestro y aceptar que hay algo dentro nuestro que la atrajo. Y es ahí en donde podemos tomar las riendas de vuelta, ese es el punto de inflexión: si somos capaces –como adultos que somos- de darnos cuenta que algo hay de “colaboración” de nuestra parte, y decidimos con mucha sabiduría alejarnos de esa persona o relación, hemos crecido, madurado, evolucionado. Errores los cometemos todos, permanecer en ellos, solo los necios.
Esto se aplica a amistades, relaciones sentimentales, familiares, laborales, tareas remuneradas, sociedades, grupos y demás. Repito, uno puede incurrir casi sin darse cuenta en este tipo de situaciones –no debemos tampoco condenarnos por eso- pero es nuestra responsabilidad permanecer o no. Siempre podremos elegir.
Uno a veces se puede llegar a sentir como una especie de “gurú salvador” y creerse con la capacidad de influir positivamente en la otra persona. Y por qué no, esto suele funcionar a veces. Cuando te das cuenta de que es el momento de alejarte? Cuando ya la situación te lleve a sentirte mal por varios días seguidos, aun haciendo vos el mejor de tus esfuerzos. Cuando diste más del 100% de tu mejor versión y la persona (o la situación no). Como dijo Steve Jobs: “Cada día me miro al espejo y me pregunto: “Si hoy fuese el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy? Si la respuesta es “no” durante demasiados días seguidos, sé que necesito cambiar algo”. Hace lo mismo, no te vas a arrepentir!