Responsabilidad irrenunciable del gobierno municipal
Hay que escuchar, como la cosa más natural, que “hay voluntad política para desocupar las plazas ocupadas”. ¿Cómo? Hace 10 meses que gran parte de las plazas céntricas de Asunción han sido invadidas, vandalizadas, convertidas en basurales y en un auténtico campamento de refugiados y hay que escuchar hablar de “voluntad política” para despejar sitios de dominio público en los que, por añadidura, existen objetos que son patrimonio artístico e histórico de la ciudad. ¿Eso es todo lo que se puede esperar de los responsables del municipio, una sandez de ese tamaño?
No hay ninguna razón para que el atropello que se ha estado consumando en todo el centro histórico de la ciudad se haya prolongado por tanto tiempo. Sólo se explica en el abandono verdaderamente criminal en que los responsables de la Municipalidad de Asunción han incurrido respecto al patrimonio público.
Si el incendio desatado a fines del año pasado dejó a gente sin vivienda, la Municipalidad debió haberse hecho cargo de los afectados buscándole alojamiento transitorio, tal como hace cuando hay inundaciones, y no dejar que cada quien usurpara el espacio público más a mano. Para eso están en el Gobierno municipal, para enfrentar emergencias y arbitrar soluciones. Tampoco debió permitir que grupos protestatarios tomaran las calles céntricas como camping, colgaran su carperío de edificios públicos y bloquearan calles y veredas como si se tratara de una ciudad invadida por hordas bárbaras. Jamás se había visto en la capital un panorama tan deprimente, propio de un país arrasado por algún desastre natural.
Lo más indígnate de todo es que había recursos disponibles. Hay unidades militares que regularmente habilitan espacios para gente desplazada por inundaciones. ¿Por qué no lo hicieron con los del incendio de los bajos del Cabildo? Además, todo ciudadano tiene derecho a manifestarse por el motivo que sea, pero no a radicarse en espacios públicos y plantar tiendas de campaña como se ha estado haciendo. Como finalmente se ha empezado a levantar la ocupación que fueron incapaces de evitar, se ve lo que queda: mobiliario urbano destruido, montañas de basura, pozos de heces, plazas destrozadas, todo lo cual deberá ser rehecho con recursos aportados por la ciudadanía.
¿Tendremos a fin de año un gobierno municipal capaz de evitar estos desastres? Porque cosas más complejas no nos animamos a plantear.