Hubiera sido mucho honesto por parte de la Municipalidad de Asunción emitir una resolución prohibiendo la afluencia de compradores de la festividad de reyes que vedar a los vendedores acceso a la vía pública convertida en plaza de venta de juguetes.
Ambas son absolutamente inútiles y, por el contrario, contraproducentes. Hubiera sido mucho más eficiente, prudente y acorde con los protocolos anti COVID 19, habilitar por 24 horas la avenida Eusebio Ayala en una extensión mayor regulando los espacios de cada vendedor con la separación que garantice una circulación segura de compradores. Ahora no se sabe a donde fueron los puestos callejeros, donde se agruparon y en qué condiciones ejercieron su comercio tradicional de cada anochecer del 5 de enero.
Nuestros gobernantes municipales deberían dejar de mirarse el ombligo y de vez en cuando ver cómo operan otras ciudades en la emergencia pandémica. Napoles, en Italia, tiene uno de los mercados a cielo abierto más famosos de Europa. Funciona desde el siglo XIII en las inmediaciones del puerto. El ayuntamiento tomó en cuenta la importancia de este servicio “esencial” y estableció reglas muy claras. Los puestos de venta fueron separados apropiadamente, los horarios respetados, en especial los abastecimientos de pescado, carnes y otros géneros frescos. Sabiendo que el público es muy difícil de manejar, se aseguraron que la circulación fuera lo más espaciada posible. Los vendedores deben usar obligatoriamente barbijo, tener dispensadores de alcohol y mantener la distancia social entre ellos y el público. Se dirá que esto es lo normal en todas partes.
Exacto, con una diferencia: la administración municipal habilitó calles aledañas para ir espaciando los puestos todo lo necesario. No prohibieron, readecuaron y reglamentaron. El municipio no disminuyó la casuística de la pandemia pero tampoco contribuyó a su diseminación. Así, un centro comercial de fama europea siguió funcionando a un 70%.
A esta altura de la pandemia queda claro que prohibir no resuelve nada. Una administración municipal existe para que estudie, evalúe, arbitre estrategias inteligentes y trabaje a favor de los intereses de la ciudad y de su gente, acotando riesgos en todo lo posible. Si, claro que es mucho pedir, tratándose del Paraguay.
Pero hay que seguir haciéndolo.