Jugadores, entrenadores y “empresarios” siguen sin pagar IRP
Junto con la industria del tabaco, los negocios del fútbol seguirán en la opacidad y lejos de las siempre hambrientas fauces del Estado.
Pocos escenarios son tan abiertamente contradictorios como un estadio lleno de hinchas. Sobre el césped pueden alinearse, una tarde cualquiera, 22 jugadores que juntos sumen fácilmente un valor de mercado de US$ 40 millones con un salario anual de hasta Gs. 12.000 millones. En las graderías, la mayoría de quienes los aplauden arañan a duras penas un salario mínimo aunque también los hay que, con enorme esfuerzo y creatividad pueden acumular el equivalente a 120 salarios mínimos anuales, es decir, un ingreso mensual de unos Gs. 22 millones. Pero no es este el problema. Cada quien obtiene aquello a lo que le permite aspirar su capacidad, suerte o preparación.
El enfoque es otro. El de los 120 salarios mínimos anuales está bajo la mira de la Secretaría de Tributación a la que debe dejarle un 10% de su ingreso en concepto de impuesto a la renta personal. Es decir, unos 26 millones al año aunque los deducibles pueden restarle algunos guaraníes. La SET no le sacará la mira de encima y, si falla, será multado, amonestado y advertido de sanciones mayores.
¿Y el jugador, el de los 12.000 millones del año, que debería dejar en Hacienda por lo menos 1.000 millones? Misterio, ese no está bajo el radar de la SET. Es más, hay noticias -ya que no existen informes oficiales de Hacienda- de que a fines de 2019, 79 jugadores fichados en la APF pagaron el asombroso total de 600 millones de guaraníes de IRP, a razón de 7,5 millones cada uno o 625.000 guaraníes mensuales.
¿Curioso, no? Desde la gradería, laburantes esquilmados por la SET aplauden a rabiar a unos tipos que, ganando mil veces más, no tributan un centavo y usan gratis los servicios de un Estado mantenido por un 1.353.464 contribuyentes, de los cuales la mayoría apenas llega a fin de mes.
Y esos son sólo los jugadores mejor cotizados. No hablemos de la millonada que se lleva un DT y de las fortunas que recaudan los mal llamados “empresarios” del futbol que facturan astronómicas transferencias sin rendir un centavo al fisco.
Desde que el IRP entró en vigencia, ningún gobierno en general ni administración tributaria en particular ha explicado porqué el futbol se maneja como si la SET no existiera.
Es, literalmente, un Estado dentro del Estado.