Ante los últimos escenarios en donde se involucran políticos con conocidas figuras religiosas evangélicas en cubriéndose en negociados hace reflexionar acerca de esta nueva relación existente en el Paraguay y del futuro de la misma. En una charla con el monseñor Edmundo Valenzuela en la Radio 1200 AM, expresó que esto se da con el avance de las “sectas religiosas” que se involucran ahora en el Gobierno, de tal manera que se ayuden desde ambos bandos.
“De parte de la iglesia católica yo creo que no. Pero avanzan las sectas en todas partes y en Paraguay también justamente por eso. Abreu es uno de los ejemplos claros de una congregación riquísima. Riquísima materialmente ¿por qué? Porque está con el status quo. En la época de la dictadura había mucha iglesia supuestamente cristiana que no tenía absolutamente que tocar la parte social menos los problemas. Menos crítica a un Gobierno, todo está bien. Una designación estúpida y muy dañina, porque claro la gente cada vez pierde más sentido de la realidad, piensa menos, reflexiona, tiene menos juicio crítico y se va acomodando y eso es un peligro que tenemos en América Latina y también en Paraguay”, expresó en la entrevista.
Para el monseñor es considerado “un delito” la manera en que estas congregaciones religiosas buscan manejarse enseñando que son los materiales lo que busca darle Dios a cada una de las personas.
En cuanto, a los temas de corrupción, como el caso del Puente de la Cultura con diseño de ñandutí, una obra que costó G. 14 mil millones y que proviene de negocios entre grupos congregados religiosos se le consultó si se puede estar hablando de los nuevos negocios de los religiosos congregados de iglesias evangélicas y el Estado paraguayo, respondió que “sí». «Hace un buen tiempo eso se está viendo, es patente porque están arreciando y sobre todo lo peor es que está llevando a gente ingenua, a los pobres, bueno, con (Emilio) Abreu y esos los pobres no entran, tienen que ser medio ricos, clase media para arriba. Él tiene un auto de lujo, no sé cuántos millones o cuántos miles de dólares cuesta y dice a la gente: <Dios me habló y quiere que tenga este auto> y la gente cree y dice: <Dios quiere que también ustedes tengan y hay que luchar para eso>. Pero está sacando del gobierno y plata de sus feligreses. Es terrible, podemos hablar de que es un delito, es un delito”, apuntó.
Valenzuela dijo que es cuestión de mirar a los Estados Unidos, donde grupos religiosos han influidos en varios políticos, entre ellos al ex mandatario Donald Trump. El mismo caso sucede en Brasil, donde las iglesias pentecostales y católicas han influido sobre Jair Bolsonaro. “Son realmente conservadores y están con el status quo, en ese sentido favorece a un gobierno muy conservador y el gobierno también les ayuda a ellos”, concluyó.