Se cumplen en la fecha 132 días de cuarentena en el país. Hace más de cuatro meses que el Ejecutivo decidió confinar a la población como medida de combate al covid-19.
En todo este tiempo, Mario Abdo Benítez, presidente de la República, tomó diversas decisiones que generaron cuestionamientos en algunos y la aprobación en otros.
Verónica Serafini, analista económica y política, analizó todas estas determinaciones y las dividió en las buenas y las malas decisiones.
Pero antes de explicarlas, la analista aclara que no se le puede exigir al Ejecutivo, solucionar en tres meses, históricos problemas en Salud pública.
“No se puede pedir que en tres meses se resuelva el histórico abandono en lo relacionado a la salud. Como que se resuelva la también histórica corrupción pública y privada en los equipamientos e insumos. Es algo casi imposible”, aclaró.
Para Serafini, uno de los principales puntos negativos fueron la falta de señales más contundentes sobre la separación inmediata de todos los involucrados en hechos de corrupción, sean culpables o inocentes.
“La necesidad de confianza ciudadana para acompañar el sacrificio del aislamiento social ameritaba mayor fuerza”, expresó.
Así también señaló que antes de la pandemia, ya se observaba a una ciudadanía cansada de los privilegios que gozaba un sector minoritario. Y que esto se acentuó con los hechos de corrupción que se vivieron en los últimos meses.
“Esto se ve reflejado en que el costo de esta pandemia va a caer desproporcionadamente sobre los trabajadores, la clase media y quienes ya estaban mal como la población en situación de pobreza”, vaticinó.
MEDIDAS MÁS COMPLEJAS
Así también, la entrevistada señaló que si bien las medidas económicas que se tomaron están en el camino correcto. Sin embargo, falta mucho para que puedan dar soluciones reales.
“Necesitamos que no caigan los ingresos laborales, que no aumenten la pobreza, el desempleo y el subempleo, que el sistema de salud y de seguridad social se fortalezcan y que las empresas y la agricultura familiar se sostengan. Estos objetivos necesitan medidas más complejas, necesitamos salir de la comodidad de medidas económicas y buscar soluciones de largo plazo”, explicó.
ACIERTOS
En contrapartida, sobre las decisiones acertadas, expresó que una de las principales fue no ceder a las presiones de grupos económicos que solicitaban la reapertura de ciertas actividades económicas.
“La evidencia muestra que quienes más mueren en los contextos de desborde como los que vemos en Brasil y EE.UU son los más desprotegidos. Por ejemplo los trabajadores en el ámbito de salud, los que no pueden hacer “teletrabajo”, los que se manejan en el transporte público y más. Ellos iban a ser los perjudicados en el país y el Ejecutivo cedía”, culminó.