La deforestación es uno de indicadores principales que afecta el deterioro del ecosistema natural en el país. Informe revela la alarmante situación de Paraguay sobre el abuso que se ocasiona a la naturaleza.
El último libro de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) “La tragedia ambiental de América Latina y el Caribe”, que estudia entre otras cosas como el medio ambiente atraviesa uno de sus momentos más delicados a consecuencia del incumplimiento de las leyes y la desenfrenada deforestación de los bosques, presenta datos realmente alarmantes para el país pero que para los gobernantes pasa a segundo plano.
En el 2018 más del 75% de la superficie terrestre ya se encontraría degradada y la cifra podría elevarse por encima del 90% hacia 2050 si todo sigue así. El documento explica que la degradación de los suelos y el cambio climático provocarían una reducción del rendimiento mundial de los cultivos de aproximadamente un 10% de aquí a unos 30 años más, poniendo en riesgo la seguridad alimentaria del planeta.
El informe, en su capítulo I, sostiene que más del 40% de los bosques de América Latina y el Caribe (650 millones de hectáreas) ya habían sido completamente deforestados. Lo preocupante además es que, dentro de los datos que presentan, Paraguay tiene el porcentaje más alto en degradación de tierra, comparando con su superficie.
De los 406.725 km² que se tiene a nivel local, la estimación de la degradación del suelo paraguayo, según el Atlas Mundial de la Deforestación, supera el 62%, por encima de los otros 7 países en estudio que son; México, Guatemala, República Dominicana, Brasil, Argentina, Perú y Ecuador.
De acuerdo con el estudio, los principales factores de la degradación son; la deforestación, la menor productividad, cambio de cobertura vegetal, aridez y pérdida de productividad. Siempre, según el informe, los departamentos más afectados son San Pedro, Ñeembucú, Guairá, Caaguazú y Alto Paraná.
“Estos cambios incrementan el riesgo y la vulnerabilidad ante desastres naturales y tecnológicos en un contexto en que la pobreza, si bien presenta niveles inferiores a los del siglo XX, todavía es significativa y gran parte de las personas no disponen de los recursos mínimos requeridos para una existencia digna”, sostiene parte del libro de la Cepal.
Otro dato no menor es que, de acuerdo con el documento, Paraguay tiene uno de los porcentajes más altos de personas en situación de pobreza total y pobreza extrema, 26,6% y 6%, respectivamente.
El material señala que el uso irracional de los recursos naturales y sus efectos negativos sobre el medio ambiente y los servicios que este presta desencadenan procesos como la contaminación del aire, el agua y el suelo; el deterioro de cauces y cuencas hidrográficas, así como la reducción de cuerpos de agua superficiales y acuíferos, y de la biodiversidad asociada; la contaminación y acidificación de los océanos y la pérdida de biodiversidad marina; la deforestación y la pérdida de biodiversidad terrestre; la degradación de las tierras que, con la exacerbación de las sequías, da lugar a la desertificación; el calentamiento global y el cambio climático asociado, y, por último, el incremento de la vulnerabilidad de los asentamientos humanos y el riesgo de que ocurran desastres naturales y tecnológicos.
“Todas estas realidades, que tienen serios impactos productivos, económicos y sociales, están asociadas a las diferentes políticas que cada país adopta para su desarrollo”, expresa el libro elaborado por 21 expertos latinoamericanos.
En materia de medio ambiente se constata un aumento del estrés ambiental, generalizadas alteraciones ecosistémicas y un incremento de la interdependencia ecológica global. Además, el cambio climático se está manifestando antes de lo previsto; la ventana de oportunidad para evitar sus peores efectos se está cerrando muy rápidamente, si es que no se ha cerrado ya.
“Esto es muy preocupante, porque esa gran superficie de tierras degradadas que tenemos, ya no cumplen el mismo valor de conservación que tenían originalmente y tampoco producen realmente muchos alimentos. Además las tierras degradadas son muy difíciles y costosas de recuperar, como también muchas veces entran en una espiral de degradación cada vez más intensa”, indicó ingeniero agrónomo Luis Recalde.
Señaló en otro momento que los efectos directos más importantes son; la pérdida de productividad agropecuaria, la disminución de volumen de los ríos y arroyos, pérdida de biodiversidad, entre otros.
Recordemos además que con 6 millones de hectáreas deforestadas entre el 2001 y el 2019, Paraguay es el segundo país que más cobertura arbórea perdió en la región sudamericana, después de Brasil, según el sistema satelital Global Forest Watch (GFW).
Los técnicos y representantes del Instituto Forestal Nacional (Infona), no quieren hablar del tema.