Ubicada a más de 800 kilómetros (km) de distancia de Asunción y a unos 137 km al norte de la capital departamental, Fuerte Olimpo. Esta pequeña ciudad de poco más de mil habitantes enfrenta cada día las arremetidas constantes de la naturaleza mientras aguanta el total desamparo del Gobierno Nacional, que no ha hecho más que dar promesas a esta población que espera con anhelo el cumplimiento de alguna de ellas.
El casco urbano de Bahía Negra muestra características únicas que vinculan la identidad intrínseca del pueblo con una larga relación con el medioambiente. Bahía Negra se implantó originalmente a través de una orientación muy jerarquizada hacia el río (pendientes, perspectiva, entrada al pueblo, etc.) y estando adosada a su bosque. La trama en manzanas se despliega de manera ortogonal al río, correlacionando su orientación a las curvas de la rivera y entonces a la topografía del terreno natural.
Bahía Negra es una ciudad lineal cuya extensión es limitada por la presencia de un riacho al norte del casco urbano. No existen accesos asfaltados a la ciudad, esto impide que la gente entre o salga de la misma cuando los caminos se clausuran por las lluvias, en estos casos las únicas opciones son el puerto fluvial y el aeropuerto. El barco denominado “Aquidabán” llega una vez a la semana los días viernes, por su parte el avión del Servicio de Transporte Aéreo Militar (Setam) realiza un vuelo semanal los días miércoles.
Esta escasa infraestructura y los cambios bruscos de clima condicionan plenamente la organización de la ciudad que está principalmente edificada con madera (quebracho para las estructuras y palmar o lapacho para el techo o las paredes), mientras que los edificios notables presentan construcciones de material (adobe, ladrillo u hormigón). Las tipologías de vivienda tradicionales ofrecen galerías cubiertas para protegerse del sol y de la lluvia y para los más acomodados dos niveles a través de palafitos.
MEDIOAMBIENTE
Además de la expansión del sector agro-ganadero, una multitud de factores han contribuido a otorgar mayor atención al inmenso territorio otrora ultra-periférico de Bahía Negra: la creación del distrito en 2005, los debates sobre la eventual explotación del Cerro León, y el mejoramiento del acceso mediante la construcción de nuevos caminos de tierra (iniciativa esencialmente impulsada por el sector privado).
Como es de esperarse, la rapidez del proceso de transformación del territorio ha generado numerosas situaciones de conflicto debido a que las actividades humanas han contribuido a alterar los frágiles equilibrios eco-sistémicos y ambientales. Como ejemplo se puede mencionar los cambios de uso de suelo que en su conjunto han generado perturbaciones ecológicas relativas a las continuidades boscosas, a la compleja red hidrográfica, y al funcionamiento de los suelos.
Así es como se pudieron llevar a cabo numerosas iniciativas sin prever los eventuales impactos sobre los ecosistemas: mal manejo del recurso hídrico por extracción de aguas subterráneas, salinización de suelos por deforestación o construcción de caminos en áreas inadecuadas, entre muchas otras actuaciones. Además, la experiencia de las dos últimas décadas ha mostrado que los conocimientos sobre el territorio son relativamente escasos, ya sea sobre sus características naturales, (suelos, vegetación, dinámicas hídricas), sociodemográficas y culturales.
Los incendios constituyen un riesgo de orden mayor en el distrito de Bahía Negra, y los sucesos acontecidos durante el mes de agosto atestiguan claramente de esta realidad. Por consiguiente, la prevención y la lucha contra los incendios en el territorio distrital de Bahía Negra es una temática crucial.
Considerando que el origen de los focos de incendios es frecuentemente vinculado a prácticas ganaderas, fogatas de cazadores o en menor proporción debidos a fenómenos naturales (sequias, rayos), la propagación del fuego se encuentra estrechamente relacionada con los distintos usos de suelos del territorio, así como el tipo de vegetaciones o ecosistemas. El invierno constituye la época de seca en la zona y la misma se caracteriza por la escasez o falta de lluvias, así como por los intensos vientos del norte y noreste. Los ecosistemas más vulnerables a los incendios son las sabanas de palmares, las sabanas del Cerrado (constituida por un mosaico natural de pastizales de origen hidromórfico, matorrales y bosques matorrales).
El intendente de la ciudad Joao Roberto Ferreira Paya indicó que hace más de 10 años no tenían un incendio de esta magnitud. “Además estamos atravesando una gran sequía y hay mortandad de animales porque no hay alimento y a todo el mundo le afectó el incendio”, expresó el jefe comunal.
EDUCACIÓN
En lo que respecta a los equipamientos de educación, la ciudad de Bahía Negra cuenta con una escaza oferta, disponiendo de un establecimiento educativo donde dos instituciones imparten clases. La primera es la escuela que cuenta con el nivel de educación inicial (9 matriculados) y con el primer y segundo ciclo de la educación escolar básica (con 115 matriculados en total). La segunda institución es el colegio que ofrece clases desde el séptimo grado hasta el 3er curso y que cuenta con 95 matriculados.
No obstante, Bahía Negra es el único núcleo poblacional de todo el distrito que cuenta con una oferta de educación secundaria. Sin embargo, la ciudad no logra atraer eficazmente a otros niños provenientes de otras zonas del distrito. Por otro lado, la oferta secundaria es elemental (solo se cuenta con el Bachillerato Científico) y no se acompaña de formaciones especializadas o terciarias, lo que participa a la masiva migración de la población joven.
Para la profesora Juana De La Cueva De Velar, supervisora administrativa y pedagógica de la región 4 del distrito de Bahía Negra el futuro de sus alumnos está en juego cada día, ya que no solo debe lidiar con el poco presupuesto del que dispone, sino que también debe enfrentar la creencia popular que aún persiste en la zona de que la educación terciaria no da trabajo. A su vez la naturaleza también decide eventualmente poner las cosas aún más difíciles, como ace dos semanas cuando una tormenta de unos 15 minutos arrasó con las chapas de varias aulas de la escuela. La docente afirmó que todo cambio en el clima afecta. “Cuando llueve varios días y en grandes cantidades por ejemplo, ya sufrimos el ausentismo de los alumnos por el estado de los caminos” recordó.
SALUD
En términos de equipamientos de salud, la oferta con que dispone el centro de salud de Bahía Negra es incompleta, a lo que se suma el aislamiento de la ciudad que dificulta considerablemente el traslado de los pacientes a otros hospitales mejor dotados (en la ciudad solo hay una ambulancia). Efectivamente, los hospitales regionales más próximos, y no siempre equipados, son los de Fuerte Olimpo (a 182 km. por tierra y casi 4 horas de viaje) y de Mariscal Estigarribia (aproximadamente a 450 kilómetros y 8 horas de viaje). El centro de salud del Instituto de Previsión Social ubicado en el casco urbano cuenta tan solo con 3 médicos.
Un problema de salubridad al que debe enfrentarse los pobladores cada día es el acceso a agua potable. Saúl Arias, poblador de la zona y uno de los actores que participa del proyecto de elaboración del Plan de Ordenamiento Territorial de la ciudad manifestó que si bien Bahía Negra cuenta con una planta de distribución de agua, no tiene los suministros para su tratamiento.
“Lo que se hace normalmente es echar un poco de sulfato de aluminio con cloro al agua y eso se distribuye, pero muchas veces tenemos distribución directa de agua cruda y cada uno en su casa hace el tratamiento, hierve el agua o le pone sulfato de aluminio, como uno crea conveniente” sostuvo el poblador.
Algunas familias también optan por comprar agua mineral (una botella de dos litros cuesta alrededor de G. 5 mil). Según Arias también hay falencias en la distribución, ya que al haber tantos usuarios la disponibilidad es escaza, “ya no les alcanza el agua o llega muy poco”, indicó. Comentó que en horas de la mañana hay agua en el barrio norte y a la tarde en el barrio sur, la gente que recibe agua a la mañana debe juntar en tambores de mil litros. “Tenes que tener siempre agua de reserva” afirmó.
Por otro lado el intendente de Bahía Negra recordó que en las primeras semanas cuando empezó el gran incendio en la zona hubo muchos problemas de salud relacionados con problemas respiratorios. “Por suerte el Gobierno actuó rápido enviando más médicos y medicamentos, nosotros también compramos más nebulizadores. Acá no estamos preparados para desastres grandes, nadie está preparado, y sinceramente ni allá (Central) no van a estar preparados, Paraguay no está listo para estos desastres naturales” aseguró. La supervisora pedagógica también coincidió en que se dio un gran ausentismo por estos problemas respiratorios en los estudiantes.
ECONOMÍA
Por las características de su economía urbana, la ciudad de Bahía Negra no es generadora de una cantidad suficiente de empleos y por ende, de oportunidades. La población joven de la ciudad se encuentra a menudo ante la necesidad de migrar a otras ciudades chaqueñas, a la capital o al exterior. Durante muchas décadas, la principal fuente de ingresos consistía en los salarios percibidos por los personales militares de la base naval.
Al disminuir el protagonismo de la base y la cantidad de empleados, la ciudad de Bahía Negra experimentó una merma importante del consumo y, por ende, de los comercios y servicios que a su vez eran generadores de empleos y de ingresos. Arias manifestó que esta escasez de fuentes de trabajo causa la migración de la población más joven. “No hay fuentes de trabajo y la educación también es todo un problema. Uno termina aquí el colegio y se queda estancado si no tenes posibilidades de ir afuera a estudiar” expresó. También cabe destacar que la universidad más cerca se encuentra en Fuerte Olimpo.
La gestión del desarrollo económico de la ciudad es una tarea esencial para que Bahía Negra pueda desempeñar con mayor fuerza su papel de ciudad y volverse atractiva o, cuanto menos, superar su condición de espacio repulsivo. Por el momento, el crecimiento del sector ganadero no ha generado un “efecto derrame” al resto de la economía y se percibe una cierta frustración social ante la mala distribución de las riquezas. Las perspectivas de expansión de la agricultura intensiva reservan los mismos resultados.
Según el intendente de Bahía Negra un 15% del impuesto inmobiliario recaudado es “sacado” por el Ministerio de Hacienda la Municipio. “De lo que recaudamos solo da para pagar los salarios a los funcionarios y concejales. Aguantamos con eso pero no tenemos para invertir y lo que nos depositan en Royalties son en periodos regulados y es difícil administrar”, afirmó.
La intervención en el sector turístico es sin dudas una de las primeras palancas a activar para impulsar las actividades económicas de la ciudad. Esto exige necesariamente convocar a una multitud de actores públicos y privados involucrados directa o indirectamente en el sector turístico para construir una estrategia común y optimizar esfuerzos (técnicos y financieros).
La identificación de sitios emblemáticos es la piedra angular para diseñar una oferta de circuitos, de hospedajes, de actividades, siempre respaldada con una política decidida de comunicación. Además del turismo, Bahía Negra tiene sin dudas un potencial logístico que explotar debido a su ubicación. Esta función de “centro de articulación” puede beneficiar tanto a las actividades de gran escala de producción (ganadería semi-intensiva y agricultura tecnificada) como a las actividades de escala local, generando así mayores oportunidades para los habitantes de la ciudad y sus alrededores.
GOBIERNO
Actualmente, la ciudad de Bahía Negra se encuentra asentada en un lote que pertenece al Instituto Nacional de Desarrollo Rural y de la Tierra (Indert). Por consiguiente, una gran parte de las tierras del núcleo urbano no están tituladas y aún figuran como “rurales”, mientras que deberían de considerarse como urbanas. Esto trae consigo la grave consecuencia de que el municipio no puede recaudar el impuesto inmobiliario correspondiente a las construcciones. Además, estos desajustes generan muchos problemas de titularización de los terrenos y, por ende, de gestión del catastro municipal.