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O-posición

Ya inician los villancicos que nos preparan para un tiempo que esta por venir y no son aquellos que hablan de Navidad o de las fiestas, sino los que nos preparan para lo que serán las elecciones del 2023, como si no existieran temas más urgentes que tratar, casi un año y medio antes ya se habla de alianzas, uniones, matrimonios y divorcios partidarios, de esperanzas y desesperanzas.

Las últimas elecciones nos dejaron un precedente muy claro de los aprendizajes entorno al desbloqueo y las alianzas de cartón. Oposición, como lo dice el término, es estar en contra de lo establecido. ¿Cómo se construye oposición real cuando el comportamiento o las propuestas de valor son del mismo tono o no logran realmente agregar valor a una ciudadanía desgastada?¿Es realmente tan difícil presentar una propuesta país que esté a la altura de las necesidades de los paraguayos?¿Por qué parece utópico derrocar al partido de poder cuando nuestro país se encuentra hecho trizas?

Varias son las preguntas que pululan en el aire y pocas son las respuestas que tenemos la capacidad de resolver como sociedad. El problema es que nuestra oposición en realidad es una posición que corre por un carril paralelo, no una propuesta real de giro copernicano que incentive al cambio, porque tanto al estar bien como al estar mal, somos reticentes al cambio.

Como pasó con el desbloqueo, una victoria que finalmente tuvo una sensación de derrota, debemos tener la capacidad de soñar Paraguay de la manera en que queremos construir nuestro país para las generaciones futuras. Lo que le toca a la oposición es dejar de tener una propuesta similar con rostros diferentes.

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