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Negro futuro educativo

La emergencia en educación no es ninguna novedad, pero el momento educativo que vivimos está generando hechos en donde las consecuencias son espeluznantes para nuestro país. Un estudio realizado en Países Bajos muestra los primeros resultados de los efectos de la pandemia en la educación. El impacto es sumamente preocupante, incluso en condiciones excelentes para impartir clases virtuales a los niños. Con uno de los mejores índices a nivel internacional, conectividad de internet casi óptima e instituciones dentro del 2% de las mejores del mundo, el desempeño estudiantil tuvo un retroceso en todas las áreas. En Matemáticas retrocedieron un 3%, al igual que en lectura y escrituras básicas.

Los niveles alcanzados en años de estudio también retrocedieron de manera exponencial. La causa fue identificada como la incidencia de la virtualidad, que hasta en sus mejores condiciones no reemplaza a la presencialidad que ofrecen las escuelas. Comparar estos índices con el caso paraguayo ya genera una terrible desesperanza. Si un país modelo tuvo resultados pésimos, probablemente una nación tercermundista tenga consecuencias mucho más duras que seguiremos viendo a lo largo de los años. El discurso de que la educación es una causa nacional en nuestro país debe traspasar los papeles y convertirse en una realidad sin que intereses sectarios contaminen el proceso. El momento es ahora, pero las prioridades son otras a lo largo de los años.

La última huelga docente que utilizó la suspensión de clases como moneda de negociación es la muestra más cruel de cómo se posterga lo primordial por defender otros intereses. Volver a las clases representa hoy un acto de patriotismo que debe conllevar el apoyo pleno de todos los involucrados para finalmente despegar como país.

Juan Cáceres Troche
Juan Cáceres Troche
Desde la Platea

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