Está a la vista de quienes quieran verlo
Existe en internet una aplicación de extraordinaria utilidad llamada Google Earth. Con ella es posible sobrevolar, casi en tiempo real, cualquier rincón del planeta. Basta con tipear en la ventana de búsqueda un lugar cualquiera y el resultado es inmediato. El globo terráqueo gira y un zoom de extraordinaria velocidad y precisión se cierne sobre el sitio buscado. Por ejemplo, intentémoslo con un establecimiento agroganadero llamado Pindó, que se distribuye territorialmente entre los departamentos de Caaguazú, Canindeyú y Alto Paraná.
Originalmente era una extensión de 6.835 hectáreas, parte bosque Atlántico mantenido como reserva natural y parte dedicado a la agricultura mecanizada. Pero con el paso de los años, las innumerables invasiones y las depredaciones, hoy esa masa de monte nativo está desapareciendo y en lo que queda de la reserva se ven manchones, como carachas en un animal sarnoso, limpiones que han sido despojados de madera y en donde se planta impunemente marihuana. No más de 40 kilómetros al suroeste está Curuguaty y 95 al noreste, Salto del Guairá, con sus ocho comisarías policiales y sus destacamentos militares. Sin embargo, el cultivo de marihuana no sólo no se ha detenido sino que se ha expandido, siendo la principal causa de la tala masiva de los últimos restos de monte nativo en la región.
¿Se puede esperar que esa tendencia en algun momento se revierta? Muy difícil. Hace algo más de dos años, una comitiva de fiscales y agentes antidrogas desarticuló una verdadera organización delictiva que se dedicaba a despachar toneladas de marihuana al Brasil. De ella participaban, coimas mediante, agentes corruptos de la propia Senad, así como elementos de la policía, la aduana, puertos, del ampulosamente denominado Departmento Técnico Aduanero de Vigilancia Especializada (DETAVE), de la base naval y de caballería de la capital de Canindeyú. En un solo depósito fueron halladas 21 toneladas de marihuana prensada. Y como si fuera poco, libros en los que se detallaba, con nombre y apellido, los funcionarios civiles y militares coimeados.
No hacen falta grandes investigadores para constatar donde se produce, se procesa, se clasifica y se exporta marihuana por toneladas. Es un comercio a la vista de quien quiera verlo.
Es la imagen viva del narcoestado en que se está convirtiendo el Paraguay.