Está visto que en el Paraguay, el combate al contrabando no es esperable del Estado y de sus organismos de control cruzado y auditoría documental del comercio de importación y exportación. En cualquier sociedad racionalmente organizada, el contrabando es un delito castigado con sanciones que van desde multa hasta penas de cárcel para los responsables. Y aún más. En Singapur, un ciudadano fue declarado culpable de complicidad en el tráfico de al menos 28,5 gramos de heroína al actuar como mediador entre dos narcotraficantes según documenta el diario local Straits Times. ¿Sentencia? La horca. ¿Exagerado? Tal vez, pero casi tanto como aquí, en donde un tipo, si tiene un abogado chicanero, puede zafar de la justicia aunque sea hallado con 10 kilos de cocaína en el maletero del auto.
Por lo tanto, como el Estado está ausente sin aviso de esta función fundamental, el sector privado debe sacar las castañas del fuego. Días atrás, la Unión Industrial Paraguaya, que cuenta con una unidad anticontrabando, organizó una compra simulada a fin de seguirle el rastro a una transportadora de cargas a la que se encomendó un pedido en Brasil. Resultado, la carga pasó limpiamente la frontera y llegó a destino sin pagar cargas aduaneras y sin papeles que detallaran el contenido de cada bulto, origen, destino, precio, etc. En suma: cargas “flojas de papeles” pasando ante las narices de Hacienda y Aduanas. La pregunta que se hacen en la UIP es, cuánto de ese tráfico de “transportadoras” es contrabando puro y duro. Ahora el caso está en manos de la Unidad Especializada Anticontrabando del Ministerio Público… recién ahora, cuando la UIP la obligó a sacudirse la modorra.
Otro sí. En 1992, a instancias del gremio ganadero, fue creada la Comisión Nacional de Lucha contra el Abigeato, el Tráfico de Rollos y Delitos Conexos (CONALCART). Es un colectivo multitudinario integrado por los ministros de Agricultura y Ganadería, Hacienda y Defensa Nacional, la Fiscalía General del Estado, la ARP, el Indert, SENACSA, la Municipalidad de Asunción y la Asociación de Municipalidades del Área Metropolitana. De vez en cuando pillan una pick-up con medias reses de alguna carneada clandestina… pero de los convoyes de transganados que diezman los rebaños de estancias enteras ni se enteran.
Del sector privado sale el dinero, en forma de impuestos, que el Estado recauda para prestar servicios. En lo que corresponde a combatir el contrabando, gasto inútil porque del Estado y sus oficinas no nace ninguna iniciativa. ¿Para eso pagamos impuestos?
