Por regiones, la zona andina de Latinoamérica es la más golpeada del mundo, con 512 muertes adicionales por cada 100.000 habitantes, seguida de Europa del Este (345 muertes por 100.000 habitantes); Europa Central (316 muertes), la parte sur del África subsahariana (309 muertes) y el centro de Latinoamérica (274 muertes).
Los investigadores que han elaborado el análisis, coordinado por el Instituto de Métricas y Evaluaciones Sanitarias de la Universidad de Washington (EE.UU.), resaltan que es necesario más trabajo para comprender qué proporción de esa mortalidad es consecuencia directa de la COVID-19 y cuál es el peso de los efectos indirectos de la pandemia.
Estudios previos sobre datos procedentes de países como Suecia y Noruega sugieren que el virus es la causa directa de gran parte de las muertes, pero «por ahora hay evidencias suficientes disponibles» para determinarlo con mayor certeza, afirmó Haidong Wang, autor principal del estudio.
Wang y sus colaboradores recolectaron datos sobre mortalidad por cualquier causa en los años 2020, 2021 y hasta once años anteriores a la pandemia, en algunos casos procedentes de 74 países y 252 autoridades regionales, así como de tres grandes bases de datos internacionales.
A partir de esa información, elaboraron un modelo que les permitió estimar el exceso de muertes global durante la pandemia. Los autores avisan de que la exactitud de sus cifras tiene limitaciones, dado que han utilizado métodos estadísticos para calcular el posible exceso de mortalidad en países que no han publicado datos suficientes.
En el conjunto del planeta, murieron 120 personas más por cada 100.000 habitantes de las que se habría esperado si no se hubiera desatado la pandemia de coronavirus, según su estimación.
Algunos países, en cambio, registraron una tasa de mortalidad por debajo de la media durante ese periodo, entre ellos Islandia (48 muertes menos por cada 100.000 habitantes), Australia (38 muertes menos) y Singapur (16 menos).
En números absolutos, India fue el país con un mayor exceso de muertes (4,1 millones), seguido de Estados Unidos (1,1 millones), Rusia (también 1,1 millones), México (798.000) y Brasil (792.000).
Los autores del estudio sugieren que la amplia diferencia entre las cifras oficiales de muertes y los fallecidos adicionales que aparecen en los registros puede deberse a «falta de diagnósticos por carencia de test» y «problemas con la publicación» de los datos.
Las muertes que no fueron directamente provocadas por la enfermedad pudieron deberse a causas como suicidios, «uso de drogas motivado por cambios conductuales», así como por falta de acceso a atención sanitaria y otros servicios esenciales, según consideran los investigadores.
El impacto de cada uno de esos factores varía según el país y la región, subrayan los autores del estudio, que confían en que a medida que más países publiquen datos detallados sobre causas de mortalidad será posible conocer con mayor precisión los efectos de la pandemia.