Las comparaciones son muy incómodas, pero este caso nos obliga a mirar atrás y a la vez al futuro sobre el desarrollo de la pandemia en Paraguay. Cuando en octubre de 2020 nos aseguraban que seríamos uno de los primeros países en recibir las vacunas, la ilusión llegó al cielo y la apuesta por el mecanismo COVAX sería la opción más segura según lo que nos contaron.
Le pusimos tanta fe que no nos tomamos el tiempo de mirar al costado, como al menos lo hicieron los países vecinos, y las negociaciones paralelas directamente con los laboratorios no fueron opción por el riesgo monetario existente. Los problemas ya conocidos hicieron que se tome al fondo rotatorio como la causa única de la tardía inoculación en Paraguay.
Este comentario no juzga el tema. Volviendo al tema de las comparaciones, la interrogante de saber en qué falló la administración Mazzoleni todavía queda sin respuesta, pero lo concreto es que la llegada de Borba marcó un cambio rotundo en ciertos manejos. La problemática podía agravarse y a las autoridades nacionales no les quedó otra opción que agilizar todo lo que concierne a salud a como dé lugar y bajo cualquier circunstancia.
Borba debía llegar con soluciones urgentes y rápidas para apagar el gran incendio de la administración anterior. La batería de instituciones se puso a su disposición; salieron compras confirmadas, se agilizó la distribución de insumos y toda gestión relacionada a la pandemia se aceleró al máximo.
Probablemente también quedará sin respuesta por qué no se adoptó anteriormente este mismo modelo de gestión en la administración Mazzoleni, ante un profesional calificado pero una estructura del estado muy burocrática y pesada. ¿Por qué debemos mirar al futuro? Una gran lección aprendida es qué modelo de gestión se debe replicar y qué modelo se debe evitar repetir.