(EFE).- La detección de los casos de covid-19 de forma gratuita, el plan de vacunación y evitar más cuarentenas rígidas han sido parte de la estrategia que ha implementado Bolivia para hacer frente a la pandemia en estos dos años, que también ha desnudado las carencias en el sistema de salud.
El ministro de Salud, Jeyson Auza, en una entrevista con Efe hizo un balance de las estrategias utilizadas en el Gobierno de Luis Arce, pero también en el transitorio de Jeanine Áñez en estas cuatro olas de contagios por las que pasó el país, con casi 900.000 casos, más de 21.000 decesos y más de 770.000 recuperados.
Desde los primeros casos detectados en marzo de 2020 hasta esta desescalada de la cuarta ola se ha cambiado de estrategia priorizando la detección oportuna de la enfermedad e impulsando la vacunación masiva que ahora están dando “datos esperanzadores” al país, según Auza.
“La pandemia no ha concluido, el virus no ha desaparecido, tenemos datos esperanzadores, sí, pero no podemos bajar la guardia, por eso siempre vamos a recomendar aquellos elementos que permitan evitar el sufrimiento a nuestra población”, expresó Auza.
ESTRATEGIAS
El ministro explicó que en la primera ola de la pandemia, Áñez aplicó una “monoestrategia”, que es la cuarentena rígida que solo “encerraba a las personas”, pero que no estaba acompañada de otros componentes, por ejemplo, de la regulación de precios de medicamentos o la detección masiva de los contagiados.
Luego, desde el Gobierno de Luis Arce en 2020 se cambió la estrategia hacia una enfocada en el diagnóstico “oportuno y gratuito”, la coordinación con los Gobiernos subnacionales e iniciar un plan de vacunación.
Esto estuvo acompañado de una “vigilancia epidemiológica activa, en la que se ha ido a buscar a las personas “casa por casa”, en rastrillajes, en mercados, para que aquellos que estén enfermos reciban un diagnóstico y un tratamiento oportuno, comentó Auza.
Además destacó que también se trabajó con los “médicos ancestrales” para sacar guías de plantas medicinales que se pueden utilizar para combatir algunos síntomas de la enfermedad, que ha sido una alternativa requerida por la población.
De la misma forma, se dio énfasis en la tasa de letalidad, que en la primera ola fue de 6,2 %, en la segunda de 2,7 %, en la tercera de 2,5 % y que en esta última ola fue de 0,6 %, la más baja registrada como efecto de las vacunas, recalcó Auza.
“Vamos a centrar nuestros esfuerzos en una medicina preventiva promocional, en una medicina de uso de barbijo, de distanciamiento social, lavado de manos y de educación permanente que permita evitar la necesidad de terapias intensivas”, comentó el ministro.
Consultado sobre la posibilidad de eliminar la obligatoriedad del uso del barbijo, como otros países ya han determinado, señaló que se deben “evaluar los niveles de inmunización en el país” para “apostar al retorno de una nueva normalidad”.
PLAN DE VACUNACIÓN
El plan de vacunación que inició en Bolivia a finales de enero de 2021 con el personal sanitario ya se extendió a la población vacunable mayor de 5 años que puede recibir hasta una tercera dosis de refuerzo.
Auza sostuvo que hay más de 22 millones de vacunas disponibles de diferentes laboratorios para la población boliviana y que con esto se cubre la inmunización del 100 % de la población.
“Podemos decir con total satisfacción que en toda nuestra población de 5 años para adelante hemos alcanzado un porcentaje del 66,9 % de personas que tienen al menos una dosis de la vacuna y el 53,5 % de la población tiene el esquema completo (dos dosis)”, informó Auza.
Enfatizó que no ha sido tarea fácil obtener las vacunas en un contexto en el que a nivel mundial escaseaban las mismas, por lo que también destacó que Bolivia haya impulsado el pedido de la liberación de patentes.
Asimismo señaló que están evaluando aplicar una cuarta dosis para los grupos de riesgo.
“Nosotros tenemos planificada esa posibilidad, siempre y cuando los estudios de disponibilidad de vacunas lo permitan”, indicó Auza.
LECCIONES APRENDIDAS
Auza reconoció que la pandemia también ha “desnudado” las falencias y carencias del sistema de salud boliviano, pero dijo que esto ha pasado en un contexto mundial, en el que los hospitales han colapsado ante la cantidad de contagios.
Ahora, se está trabajando en la inversión en la atención primaria, en la atención preventiva, pero también en la “humanizada”.
“(…) Debemos decir que el covid ha planteado la necesidad de sistemas que sean universales, gratuitos, accesibles, eliminando barreras económicas, culturales”, sostuvo Auza.
A su juicio, el Sistema Único de Salud (SUS), que presta asistencia sanitaria y gratuita, ha sido una de las fortalezas que ayudó a la población, pero a la vez su consolidación es uno de los desafíos pendientes. EFE