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Memorias del fin del mundo

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Historias, leyendas y predicciones que ya no impresionan a nadie. Aun así…

Aunque la historia recogió sólo episodios, historias contadas a medias más como leyendas que como relatos rigurosos, hay evidencias de que el año 999 de nuestra era fue la preparación para el fin del mundo que llegaría el año 1.000. Las sagradas escrituras, en algunos de sus pasajes, invitaban al arrepentimiento, los actos de contrición y la comunión como reaseguro de salvación. Escritores como Indro Montanelli o Jacques Bergier daban cuenta de fenomenales francachelas a las que se entregaban los impíos y los herejes ante la inminencia del fin del mundo y la consiguiente condena al fuego eterno. Fulcanelli, en “El misterio de las catedrales” narra las orgías y bacanales que se celebraban en templos de la majestad de Notredame de Paris o de Chartres, en especial durante ciertas festividades paganas a las que galos, germanos, escandinavos, celtas y pictos se aferraban porfiadamente rechazando los insistentes esfuerzos de evangelización cristiana.

Desde entonces, es una práctica corriente hacer anuncios pomposos sobre el fin de la humanidad, la destrucción del planeta, la irrupción de cuerpos celestes capaces de pulverizar la Tierra, diluvios interminables, cataratas de fuego, etc.

Y a medidas que la humanidad fue avanzando en el dominio de la ciencia y en la comprensión de los fenómenos naturales, fueron incorporándose otras formas de desaparición de la especie humana de la faz de la tierra.

Los capítulos preferidos para aterrorizar crédulos se inscriben en ese gran bolsillo de payaso en el que cabe cualquier cosa: el ambientalismo, el calentamiento global, el cambio climático y “el fin de la vida en la Tierra tal como la conocemos”.  A los informes de algún rigor científico, los modernos sacerdotes y sacerdotisas del fundamentalismo climático agregan afirmaciones categóricas. “Ya no hay tiempo, la vida entrará en colapso para el 2050 si no volvemos atrás nuestra forma de agredir el medio ambiente” profetiza con creciente sagrada indignación Greta Thunberg peregrinando por foros, debates y conversatorios sobre el fin del mundo según sus terminantes postulados.

Un experto anunció el agotamiento del oxígeno en los océanos con la consiguiente desaparición de las especies vivientes en ellos. Otro estudioso del sol predijo que nuestro astro central se apagará cuando consuma todo su combustible convirtiéndose en una “enana blanca” mortecina y oscura … dentro de 3.500 millones de años.

El fin del mundo ya no impresiona a nadie. Ni siquiera logra asustarnos la perspectiva de una hecatombe nuclear a partir de la guerra rusoucraniana, o del latente conflicto de Taiwan que los chinos insisten en borrar del mapa como nación independiente para reincorporarla al país continente del cual se escindió en 1947.

Son 2.000 años llenos de predicciones apocalípticas. Y el fin del mundo nunca llegó. Aunque nadie puede asegurarnos en forma categórica que no esté en marcha.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.