A diario llegan todos los días denuncias sobre la situación caótica que debe pasar la ciudadanía con sus enfermos en hospitales públicos. Una de los cuestionamientos que van en aumento es la labor de los médicos.
En concreto, muchas personas denuncian que profesionales de blanco sin experiencia y vocación estén prestando el servicio. Y que ello repercute lógicamente en la recuperación del enfermo.
Domingo Figueredo denunció a nuestro diario que tiene a su madre en el hospital del IPS, en el área polivalente 17-2. Cuestionó que los médicos menosprecian la vida de sus pacientes.
En concreto, comentó que el médico que atendía a su madre, le anunció que los pulmones ya estaban colapsando y que le quedaba poco de vida. Sin embargo, la misma sigue luchando por sobrevivir, 48 horas después de este anuncio.
“Ya le estaban dando por muerta. El médico de guardia dijo que era cuestión de horas. Debido a que los pulmones estaban demasiado inflamados”, expresó.
Sin embargo, la misma sigue con vida.
PRESIONES
Acto seguido lamentó que los propios médicos presionan a los familiares para que consigan camas de terapia intensiva.
“He hecho todo lo posible. No consigo en ningún lugar. Le pedimos hablar a los médicos de guardia pero se hacen esperar o directamente no vienen para darnos información sobre el estado de salud de nuestros pacientes”, expresó.
La mujer debe ser intubada. Ya tiene una saturación del 70% oxigeno por lo que necesita urgentemente de una ventilación mecánica.
“Los médicos me dijeron que una ventilación mecánica acabaría con su vida. Sin embargo, luego cambiaron de opinión y afirman que si necesita”, cuestionó.
El joven señala que otra persona que también tiene a su familiar en el hospital consiguió mediante un amparo judicial y la prensa que su enfermo (que ya había colapsado) consiga un lugar en el sanatorio AMSA.
“Andá armá nomás ya kilombo en otro lugar porque acá no vas a conseguir ninguna cama”, fueron las palabras del médico para el joven.
SIN INFORMES
Los problemas no acaban acá. Sumado a los informes contradictorios y las presiones para conseguir una UTI, los familiares deben lidiar con médicos inaccesibles. La única forma de poder saber novedades sobre el estado de salud del paciente es aguardando sus llamadas que lo hacen con números privados.
“No sabemos siquiera el nombre del médico de guardia. Son todos residentes que no pueden dar soluciones”, expresó.
El joven cuestiona que esta negligencia y desidia, sumada a la mala información, mal procedimiento y la falta de empatía hacia los familiares no debe ocurrir.
“Nosotros no somos caballos. Sabemos que hay un colapso. Pero no hay gente capacitada que pueda tratar a estos pacientes”, expresó.
Ella está una cama con mascarilla y reservorio. Esperando una UTI desde hace cinco días. Finalmente señaló que ya se puso en comunicación con un nosocomio privado pero la respuesta que recibió sobre los costos es imposible de alcanzar.
“La realidad es muy triste. Como moscas cae la gente. En un hospital llamé para saber los costos. Pero me dijeron G. 50 millones solo para ingresar en el Samaritano”, informó.