Dijo que este proyecto familiar lo comenzaron en la conocida plaza que da a la playa de San Ber, lo iniciaron con una casilla, tipo kiosko, según la época y sólo contaban con un solo sabor de helado soft, el de americana.
“Empezamos con una máquina que tenía un solo sabor, el crema americana. Cuando eso el club náutico tenía mucho éxito, como que ahora eso pasó de moda los clubes, de ahí venían los muchachos hasta la plaza que está en la esquina o sea nosotros estábamos en la esquina de Excondovac”, recordó.
Ante el «boom» del helado, fueron ampliándose con más sabores y fue así que comenzaron a vender los helados soft de chocolate y luego dulce de leche, ahora con más de 30 años, cuentan con todos los sabores de helados soft, muy queridos por los niños y los jóvenes, como también los helados artesanales que son muy adquiridos por los adultos.
García comentó que como en época veraniega o época de vacaciones de los adultos, tuvieron mucha demanda, pero en helados artesanales entonces tuvieron que reinventarse a fin de también conquistar a los más grandes con sus helados y fue por eso que nació la idea de preparar también variedades de sabores de estos tipos de helados.
“Desde el comienzo nosotros tuvimos éxito, especialmente los jóvenes y los niños son nuestros clientes, y por supuesto que los niños les traen a sus padres, o sea que la casita más bien es para las familias”, destacó.
Innovándose
A pesar de los años, la familia no sólo se quedó con los helados soft, o los artesanales, con el tiempo fue innovando sabores y creaciones a fin de atraer a más clientes o evitar que se fueran. Ante esto, empezaron a crear su propio tipo de helado que hasta ahora sigue siendo el “boom”, según comentó la dueña. Se trata de los fruti cream, choco cream, durazno cream, mburucuya cream, que son hechos de jugo y helado. “Son especiales para los adolescentes”, recalcó.
Cerrado durante
la pandemia
Como el helado no fue considerado un alimento de primera necesidad durante esta pandemia, ambos locales fueron cerrados. Erika comentó que intentaron abrir en Semana Santa, porque se trata de una de las últimas épocas que tienen mucha demanda, pero el año pasado fue totalmente distinto.
“Medio kilo de helado vendí ese día, ya te digo, encima que prohibido vender, nada no había”, agregó.
Indicó que esa fecha fue terrible porque como todos los años ellos se prepararon con muchas variedades de helados, pero ante la cuarentena decretada, tuvieron que tomar la decisión drástica de cerrar los locales, uno de ellos fue totalmente desalquilado, hasta hace poco que pudieron volver a alquilar y volver a empezar.
Reclamó que en todo este tiempo no recibieron ayuda del Gobierno y tuvieron que sobrellevar solo la pérdida que generaba el cierre de los locales que han sido el sustento de su familia.
No obstante, señaló que desde que iniciaron nuevamente les ha ido bien, pero que no es como antes de la pandemia, atendiendo que aún hay restricciones. Lamentó que exista mucha incoherencia por parte de las autoridades que prohíben a las personas recorrer la plaza o la playa al aire libre y hacer la vista gorda con los locales que aglomeran personas, ante el peligro que pueda ocasionar eso.