Hace unos días, mientras que los propietarios de una bodega estaban preparando las condiciones para cerrar el local, terminaban de atender a unas personas que allí se encontraban.
Habían pasado solo 10 minutos del horario de cierre impuesto por las autoridades y la policía llegó al establecimiento y les levantó un acta. A la par, otros locales alrededor continuaban abiertos y atendiendo como si no hubiese restricción alguna, incluso con aglomeración de personas en plena pandemia.
Damián Fernández, Presidente de la Asociación de Bodegas del Paraguay denunció una competencia desleal y una “persecución” de las autoridades para con ellos, mientras que la clandestinidad sigue atentando con los que quieren hacer las cosas bien, alegó.
La pausa genera mucha preocupación en el sector considerando que tienen muchos costos operativos que cumplir. “Nosotros cumplimos con las normas, los horarios, facturamos, recaudamos para pagar los impuestos, y los de alrededor no, los informales nos hacen 10-0, no están interesados en aportar al fisco, en hacer controles, tienen trabajadores informales en IPS, trabajan libremente”, afirmó.
Cuando se hizo esa restricción dijeron que iban a respetar las normas porque son la cara visible, pero en la esquina de sus negocios siguen las ventas impunemente.
Agregó que no sabe cuánto tiempo puedan aguantar, pagando alquileres, al personal, la luz, los costos operativos. “Pedimos que esto se abra definitivamente, cumplimos con todo el protocolo, lavado de manos, uso de tapabocas, no vemos por qué se restringe el horario para el comercio. Es muy difícil que la gente se pueda acostumbrar a este horario a sabiendas que otros siguen abiertos. El perjuicio es doble, las personas tienen su hábito de compra, recién salen de sus oficinas, y no se les puede sacar. Insistimos con los controles para que sean equitativos para todos”, resaltó Fernández.
“En esta asociación, aparentemente somos competencia, pero todos tiramos del mismo carro y el requisito principal es la formalidad. Son 100 bodegas, que dan empleo a 400 personas aproximadamente, cada una tiene 4 personas trabajando más o menos, en cuanto a personal operativo, sin contar la parte administrativa”, explicó.
Hay locales que tienen 70 tiendas, otros 18 y algunos entre 12 y 13 sucursales, solo en Asunción y Central. Asimismo, acotó que han buscado la manera de ser escuchados, pero reciben excusas como “no hay tiempo ahora”, “más adelante” y así les están teniendo las autoridades, mientras que alrededor de 8 o 9 locales que son sucursales ya están cerrados.
“La cifra corre el riesgo de subir. En los locales vamos a ver cómo estamos a fin de mes y si continúa en octubre. Nosotros damos trabajo, tenemos mano de obra, ya llegan las fiestas y nadie se acuerda que tenemos que pagar aguinaldo, no hay descuento porque no se trabajó tal mes, se paga íntegramente”, afirmó.
Las bodegas crecieron mucho en infraestructura y en mercadería, la inversión es muy grande. Las ventas han bajado bastante y lo están sintiendo, ya que no tienen exoneración de luz y alquiler, por ejemplo, sino que los gastos son los mismos de siempre.
Es importante mencionar que las horas con más movimientos se da entre las 18:00 y las 00:00 horas, y la restricción horaria les perjudica enormemente, por ello buscan reglas claras.
“Si la ley dice que está prohibido la venta de bebidas alcohólicas en todos los lugares nosotros aceptaríamos todas esas cosas, pero si a nosotros no más os restringen y otra gente, a costillas nuestras, sigue vendiendo no me parece muy justo”, concluyó Fernández.