El estudio se publica en la revista Plos Climate y en él los autores describen 150 años de historia de la temperatura de la superficie del mar en toda la región del Gran Caribe, destacando las importantes tendencias de calentamiento que han perturbado los ecosistemas de los arrecifes de coral.
Colleen Bove, de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill (Estados Unidos), y su equipo crearon primero una base de datos de 5.326 arrecifes de coral del Caribe, cada uno situado en una de las ocho subregiones.
A continuación, utilizaron tres conjuntos de datos (de libre acceso) de observaciones de la temperatura de la superficie del mar por satélite y sobre el terreno para evaluar la historia del calentamiento desde 1871 hasta 2020.
El análisis mostró que, en toda la región, los arrecifes de coral del Caribe se han ido calentando desde 1915. Sin embargo, en cuatro de las ocho subregiones, el calentamiento comenzó antes, durante la segunda mitad del siglo XIX.
Los investigadores descubrieron que los arrecifes caribeños se han calentado un total de 0,5 a 1 grado centígrado en el último siglo, y que las distintas subregiones han experimentado ritmos de calentamiento diferentes entre sí y a lo largo del tiempo.
Los datos sugieren que, si el calentamiento continúa de manera similar, estos ecosistemas se calentarán aún más en una media de 1,5 grados para el año 2100.
El análisis también evaluó la aparición de olas de calor marinas, es decir, breves períodos de temperaturas oceánicas inusualmente altas.
Así, se constató que la frecuencia y la duración de estos fenómenos están aumentando en todo el Caribe, y que los arrecifes experimentan ahora una media de cinco al año, frente a una al año en la década de 1980.
Ante estas conclusiones y las de otros estudios en una dirección similar, los investigadores piden que se reduzcan urgentemente las emisiones de gases de efecto invernadero, así como que se aborden los factores de estrés locales y regionales de los ecosistemas de los arrecifes de coral, como la pesca y la contaminación, en el Caribe y fuera de él.
Los resultados del artículo explican, según los autores, “por qué hemos asistido a un declive tan devastador de la salud de este inestimable ecosistema”.