Dejaremos para más adelante felicitar al ministro de Agricultura por su desbordante optimismo al anunciar que el Paraguay podría situarse, de un solo golpe, como el más grande productor mundial de cáñamo industrial para setiembre próximo. Hasta este momento, ese puesto lo ocupa Francia con más de 12.000 hectáreas seguida por Lituania, Italia, Holanda, Croacia y otros 24 países, todos europeos. En América, Chile llegó a ser el cuarto productor mundial, pero a partir de los años ’60, EE.UU. metió la planta en la bolsa de las psicoactivas al declarar su “guerra contra las drogas”. De manera que la floreciente cadena de valor del cáñamo se fue al demonio en Chile. Hoy, el rubro es legal en EE.UU. en donde 19 estados cultivaron en 2017 algo más de 10.000 hectáreas.
Alrededor de este cultivo se han tejido mil historias y no pocas confusiones. El cáñamo y la marihuana parecen ser la misma cosa, pero se diferencian tanto por su forma como por su composición y, sobre todo, su uso. La marihuana se caracteriza por su alto contenido de THC, una sustancia psicoactiva de uso medicinal y recreativo. En cambio, en el cáñamo los niveles de THC son muy bajos por lo que se lo usa como fuente de materias primas, que no son pocas. Para no aburrir con una lista interminable citaremos una colorida descripción firmada por Mónika Brummer, propietaria de la firma Cannabric que fabrica en España bloques de construcción en base a cáñamo: “Nos levantamos en un colchón de cáñamo y tomamos una ducha con un jabón de cáñamo. Luego bebemos una infusión de cáñamo acompañada de alimentos de cáñamo. Tomamos nuestra bicicleta de cáñamo para ir a nuestro trabajo de cáñamo y para regresar a nuestra casa construida con cáñamo”.
Un tanto extremo como prospecto de usos pero que refleja sólo una puñado de las miles de aplicaciones del cáñamo industrial.
Pero una cosa es describirla como una planta milagrosa y otra convencer al agricultor paraguayo –conservador entre conservadores-que la adopte como cultivo. Y Friedmann, por sus dichos, parece tener ya al menos 12.000 pequeños productores en línea de largada, listos para superar a EE.UU., Francia o China en seis meses. ¿Mucho, no?
Por eso, esperaremos a setiembre para felicitarlo… o, bien… ya veremos.