Los casos de maltrato animal en Paraguay constituyen una constante y, en la mayoría de las oportunidades, los responsables de los actos de crueldad gozan de impunidad.
Edith Ortiz, activista y líder de la organización Pako Rescate, explicó que el Paraguay evolucionó ahora respecto a la tenencia responsable de los animales y, sobre todo, a la hora de realizar denuncias de maltrato ante los organismos pertinentes. No obstante, lamentó que la Dirección de Defensa, Salud y Bienestar Animal no acompañe este proceso.
“Estamos dando pasos muy importantes en cuanto a la educación de la tenencia responsable y estamos avanzando en relación a que las personas están denunciando casos de maltrato. Lastimosamente, el acompañamiento de la actual Dirección de Bienestar Animal es paupérrimo”, indicó.
La activista agregó que las organizaciones de protección y rescate animal son el principal brazo ejecutor de la preservación de los derechos de los animales en Paraguay. Sin embargo, dichas asociaciones operan “prácticamente” solas, según Ortiz.
“Actualmente, estamos teniendo acompañamiento del Ministerio Público, porque cabe destacar que nuestra ley, la 5892, otorga al Ministerio Público la potestad de llevar a cabo un proceso cuando se trata de maltratos graves contra los animales. En estos últimos tiempos (noviembre), tuvimos el primer juicio oral y público en Paraguay por maltrato animal, donde fue condenado el ciudadano alemán Johann Unger por envenenamiento de mascotas. Esto deja un precedente muy importante”, señaló.
De hecho, el Ministerio Público designó en octubre a la fiscala adjunta Patricia Rivarola como responsable de todas las causas penales por maltrato animal a nivel país.
Aunque los casos de maltrato animal están marcados en muchas ocasiones por la extrema crueldad, la Ley N° 5892, promulgada en 2017, establece una pena máxima de solo dos años o multa.
“En Paraguay, con una condena de dos años de prisión uno no va a la cárcel. Siempre se recae en medidas sustitutivas», explicó.
Finalmente, destacó que lo ideal y lo soñado es que los animales sean considerados seres vivos sintientes. «Hoy, son una cosa, muebles. Cuando sean catalogados seres vivos sintientes y esto esté tipificado en el código civil paraguayo, se podría condenar estos hechos como crímenes y se podría hablar de llegar a la cárcel”, concluyó la animalera.