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La vida silvestre revive en el Chaco

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Por Cristian Nielsen

El viajero que iba entrando al casco céntrico de Loma Plata, Chaco central, tuvo que frenar abruptamente. 

Frente al parabrisas de su automóvil desfilaba toda una manada de carpinchos que cruzaba el asfalto y se dirigía a algún destino cercano, aledaño a la ciudad. Nadie los molestaba y los animales caminaban en formación con total tranquilidad. “Van a tomar agua a un tajamar de aquí cerca” comentaba un lugareño de indudable acento menonita.

También llamado capibara, el carpincho pertenece a una familia de roedores gigantes que pueblan casi toda Sudamérica. Las frecuentes sequías y la aguda escasez de agua superficial en el Chaco pone constantemente a esta especie al borde de la extensión. 

Pero las cosas están cambiando.

DESFILE FAMILIAR – El encargado de un establecimiento ganadero cercano a Teniente Montanía, sitio ubicado unos 100 kilómetros al norte de Filadelfia, no perdió tiempo en filmar con su celular, cierta mañana de invierno, toda una piara de tañy catî -también llamado kure ka’aguy o cerdo de monte- deslizándose con su trotecito corto por el costado de uno de los corrales con dirección a una laguna que se vislumbraba en la cercanía. El objetivo era imaginable. Toda la tropa, incluidas las crías más pequeñas, presentaban un excelente estado de salud. Este cerdo silvestre es un animal omnívoro que se alimenta de tubérculos, raíces, frutos de todo tipo y hasta pequeños invertebrados. Necesita de tres a cuatro kilos de alimento por día así que es fácil imaginar que gran parte de su jornada se va en buscar comida y agua. Y hoy, en grandes zonas del Chaco, eso abunda.

AGUA PARA TODOS – Para tener buenas probabilidades de éxito, los establecimientos agro ganaderos que hoy operan en el Chaco deben resolver antes que nada el delicado asunto del agua. El promedio de precipitación anual en el Chaco va de 500 milímetros en las zonas más secas hasta los 1.200 en las medianamente alcanzadas por las lluvias, que es en donde se ubica la mayor parte de los establecimientos de producción de gran performance.

Hoy el agua disponible se maneja de diversas formas, algunas producto de la “cosecha” de lluvias y otras procedentes de extracción de agua dulce a profundidades variables.

El agua puede colectarse en los tradicionales tajamares que se llenan durante la temporada lluviosa. En otros casos se la junta en enormes depósitos circulares de gran capacidad instalados a una altura de cuatro a seis metros. De allí el agua es distribuida por gravedad y mediante cañerías a bebederos ubicados en las parcelas de cría de ganado. 

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.

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