El crimen organizado la mantiene rehén junto a Oscar, Edelio, Félix y Peter.
Que no lo tome a lo personal el señor Mario Abdo Benítez, graduado en Marketing por la Teikyo Post University in Waterbury, Connecticut, EE.UU. Porque cuando preguntamos si la vida de las personas es prioridad para el Gobierno no estamos circunscribiéndonos a su gestión sino a las de los últimos 20 años. Son seis presidencias, seis administraciones del poder político que no lograron siquiera acercararse al núcleo duro operativo de la banda armada que aterroriza a los paraguayos desde comienzos del siglo XXI.
Desde el secuestro de María Edith hasta el de Peter, pasando por el horroroso episodio de Cecilia, ninguno de los que fueron puestos en el Palacio de López para resolver los problemas más acuciantes dio pie con bola. No pudieron, no supieron, no quisieron… cualquiera de estas hipótesis le cabe a cada uno de ellos: González Macchi, Duarte Frutos, Lugo, Franco, Cartes y ahora Abdo Benitez. Se han escrito innumerables “informes de inteligencia” que sólo dejaron montañas de palabras, decenas de videitos… y ningún efecto práctico frente a una larga, larguísima galería de secuestrados, torturados, desaparecidos y asesinados.
¿Es prioritaria la vida humana para el Gobierno? Ante la contabilidad sangrienta del EPP, parece que no lo es. Este fracaso continuado de la gestión pública frente al secuestro, la extorsión y el asesinato convierte en papel mojado a la mismísima Constitución. En ella se garantiza (¿!) que “el derecho a la vida es inherente a la persona humana” y se asegura que “toda persona será protegida por el Estado en su integridad física y psíquica, en su honor y reputación…”. Es en ese punto, en su primera página, que la Constitución se convierte en una ironía sangrienta para los que padecen tortura y secuestro, para sus familiares que sufren la humillación de tener que arrastrarse ante a una banda de facinerosos, rogando por la vida de sus seres queridos, convirtiendo en rescate el fruto de años de trabajo -el propio y hasta el de parientes y amigos-, esperando que la jauría de hienas se ablande y les devuelva con vida a los suyos.
La República ha sido secuestrada y mantenida allí mismo, en los escondrijos en los que son ocultados Oscar, Felix, Edelio, Peter…
¿Cuándo piensan rescatarla?
El Estado tiene el monopolio de la justicia y su brazo armado. ¿Van a usarlos o seguirán mirando para otro lado?