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La plaza del espanto

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Así como la ciudad de Valencia tiene su Plaza Lepanto –en homenaje a Cervantes-, Asunción puede muy bien ganarse, por mérito propio, el marcante de “ciudad de la plaza del espanto”, tal es el horror perpetrado en hormigón arma­do y mal gusto por el primer gobierno munici­pal de la democracia en el centro de la ciudad.

Cuando Carlos Filizzola llegó a la munici­palidad de Asunción en 1991, hubo voces a su alrededor que le calentaron el oído sobre la “rémora fascistoide” de las cuatro plazas céntricas. Como tres de ellas estaban cubiertas de árboles y tocar alguno les hubiera granjeado el odio de la ciudadanía, el comando antifascis­ta se cebó sobre la cuarta, la que está ubicada frente al Hotel Guaraní. Era un típico cuadri­látero dividido por diagonales que se cortaban en una fuente central, bancos, parterres con flores, nada complicado. Un diseño sacado de la jardinería francesa del siglo XVIII. Los vengadores irrumpieron a topadora y taladro neumático y muy pronto comenzó a emerger de entre los escombros una pesadilla hormigo­nada que habría desorientado a Frank Lloyd Wright, al contestatario Calatrava y hasta al mismísimo Walter Gropius de la escuela Bauhaus, todos acostumbrados a romper esquemas y preconceptos. ¿Rompió algo el mutante llamado Plaza de la Democracia? Si, rompió la paciencia de mucha gente. Hasta que finalmente los asuncenos terminaron acostumbrándose al paisaje como quien acepta con resignación una enfermedad repugnante.

Pero, a ver. Ahora llega Spiderman con la idea de reparar el daño y “reinventar” la plaza. Buena intención pero difícil de ejecu­tar con el monstruoso y deforme engendro de hormigón con raíces de casi 20 metros de profundidad. Es un quiste imposible de extraer y es lógico que no se lo intente. Así que todo consistirá en perfumar el muerto, sobre todo uno que rezuma orina por sus cuatro costados además de basura en los rincones y oxido en su esqueleto emergente.

El estacionamiento subterráneo que acecha bajo la plaza está al margen de las normas contra incendios. Y salvo que se lo clau­sure o convierta en otra cosa (?) seguirá siendo una amenaza en el corazón de la ciudad. Con lo cual tenemos cartón lleno: horror paisajístico en la superficie, y peligro mortal en la profundidad. Vaya coctel.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.