Sin género alguno, edad, color ni exclusiva elección de persona, el común denominador siempre será la avaricia, la codicia del dinero, el mantenimiento de la ideología del poder, del consumismo como parcela esencial de la vida, como si esto representare una parte indispensable del ser humano. El dinero es poder, y por esencia, la gente quiere estar al lado del poder. Siempre es bueno recordar que el Estado es la unidad de derecho, de poder, de autoridad y de territorio que representa no menos a una sociedad entera, es decir una unidad participativa para el mejoramiento colectivo y no individual.
En cuanto a la posición del Paraguay en la lista de países menos corruptos de América Latina, se encuentra en la número 12 con un puntaje menor al 4 sobre 10, lo que significa que el índice de corrupción es sumamente alto, superando únicamente a República Dominicana, Bolivia y Venezuela.
La situación de la corrupción en el país aún puede ser revertida, pero no basta el simple propósito, sino más bien el compromiso y el cumplimiento de que como Nación se erradique absolutamente la corrupción, la cual se encuentra en un estado muy avanzado, llegando a los más remotos lugares del país, contaminando las costumbres y el buen vivir inculcado por el espiritualismo y los grandes ideales con el paso del tiempo.
Para dicha erradicación, se precisará aumentar la fortaleza del país, que se basa principalmente en la educación, la luz natural del hombre, que el raciocinio sea parte fundamental del proceso de crecimiento de un país, para dicho efecto desde la educación inicial se deberán adecuar las políticas de los buenos valores para que la persona formada crezca con ellos cuan semilla sembrada y cultivada con el mayor cuidado.
Por
Daniel Cabrera
Escritor y emprendedor.
@danielcabrerapaez
danielcabrera5104@gmail.com