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La alternativa del Diablo

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Sobre la conveniencia o no de estar armado

Una cosa es estar armado y otra llevar un arma encima. La primera es tenencia, la segunda, portación. Se han escrito enciclopedias sobre la conveniencia o no de tener un arma ya sea en la casa, en el trabajo, en el vehículo o en la cintura. También se ha teorizado y legislado abundantemente sobre la doctrina del uso de armas, en especial, para la defensa personal. En este punto, el debate que lleva años se mueve en torno a un concepto, el de la proporcionalidad a la hora de responder a una agresión.

Una persona común y corriente no está preparada para defender su vida y la de su entorno familiar echando mano a un arma letal. Antes tendría que someterse a un entrenamiento muy riguroso tal como se supone lo hacen policías y militares profesionales. Lo corriente es que la emergencia le surja sin preparación suficiente para enfrentar un escenario extremo, con un factor clave de por medio. Es casi seguro que el agresor esté acostumbrado a disparar al primer amague, porque no tiene nada que perder, salvo ir a la cárcel en la cual con seguridad ya ha estado. El agredido, en cambio, tiene mucho que perder -familia, trabajo, libertad- si dispara y neutraliza al adversario. Aunque la justicia le conceda el beneficio de la legítima defensa, su vida nunca volverá a ser la misma, sin contar conque el agresor, o algun allegado, quiera cobrar venganza.

Un escenario semejante configura una verdadera ecuación diabólica. Si la victima se defiende, paga un precio. Y si no se defiende, tal vez le cueste la vida. Entonces, ¿dónde está la salida?

Las sociedades avanzadas abordan el problema con políticas de seguridad pública, creación de policías con alto grado de formación académica, científica y de investigación de delitos, con riguroso entrenamiento en el empleo de procedimientos preventivos, disuasivos y represivos.

Si una persona debe armarse en su legítima defensa es porque la sociedad no dispone de esas fuerzas de contención del delito. O bien el organismo existe pero carece por completo de la confianza ciudadana. Esta última es la peor de las hipótesis y es la que nos agobia a los paraguayos, a la vista de tanta ineficiencia y corrupción en las filas de las fuerzas públicas.

Y seamos sensatos: Un arma en casa no garantiza nada. Es una falsa sensación de seguridad, la forma más directa de llevarnos a una tragedia.

Equipo Periodistico
Equipo Periodistico
Equipo de Periodistas del Diario El Independiente. Expertos en Historias urbanas. Yeruti Salcedo, John Walter Ferrari, Víctor Ortiz.
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