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“La actividad aérea es un riesgo en el Paraguay”

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Hace pocos días, duras imágenes que circularon por las redes sociales de un accidente aéreo registrado en la base aérea de Ñu Guasu impactaron a todos los que las vieron, sobre todo porque el siniestro dejó un saldo de muertes que lamentar.

Se trataba de un avión Cessna bimotor C-402, matrícula FAP 0221 del Grupo Aéreo de Transporte Especial (GATE) que tenía capacidad para 8 pasajeros y pertenecía a la Fuerza Aérea Paraguaya (FAP). Las últimas informaciones indicaron que se precipitó a tierra en cercanías de la cabecera sur de la pista del aeropuerto Silvio Pettirossi y estaba regresando de Fuerte Olimpo porque cumplía tareas de evacuación aeromédica.Este medio conversó con la Dra. Maria Liz García de Arnold, ex ministra de Defensa y actual rectora de la Universidad Metropolitana para, mediante su experiencia, conocer el trasfondo de esta situación.

La ex ministra afirmó que “Paraguay lamentablemente carece de un control saludable en materia de cuidado y resguardo del espacio aéreo y esto llevaría a pensar que se debe al desconocimiento de la importancia del mismo y, en el mejor de los casos la comodidad para no ocuparse del tema o, lo que es más grave, la conveniencia de mantener el statu quo para beneficio de algún grupo”, precisó García.
Señaló que la flota de la Fuerza Aérea utilizada en la actualidad para realizar tareas humanitarias, de policiamiento del espacio aéreo nacional, u otros, es prácticamente nula, ya que falta el presupuesto apropiado para proveer el mantenimiento necesario de las aeronaves en las más estrictas condiciones, con fines de uso, de vuelo o de remotorización, o reemplazo en caso de necesidad.
“La Fuerza Aérea Paraguaya  precariamente logra cumplir la Misión de Defensa Nacional encomendada por la Constitución Nacional y, se les hace supremamente dificultoso cumplir roles de acción cívica, como apoyo a las poblaciones lejanas y aisladas, apoyo a las instituciones encargadas de mitigar los desastres naturales o antrópicos, combate al crimen organizado, rescate, evacuación aeromédica y tantos otros servicios humanitarios”.
Es de destacar, a decir de la ex ministra, que la mayoría de las veces es la pericia, el ingenio, la solidaridad y la capacidad de los pilotos quienes hacen posible el logro del objetivo ordenado por las autoridades.
“En general la actividad aérea de por sí supone un riesgo, pero un riesgo calculado, desde el mismo momento que la aeronave despega, ya que la misma debe lidiar con la gravedad”, destacó.

EL SINIESTRO
Para la doctora sería de irresponsables decir que el siniestro ocurrido el 9 de febrero pasado de una aeronave CESSNA de origen norteamericano, con matrícula militar FAP 0221, haya sido atribuido a una única razón ya que, el siniestro es una sumatoria de varias razones o factores.
Al ocurrir un siniestro, conforme a la doctrina de la FAP, el Comandante de la Fuerza Aérea debe conformar una comisión en la cual se dividirán las tareas según las especialidades requeridas, pues se investigarán varios factores: el hombre (pilotos certificados para volar esa aeronave, horas de vuelo, cómputo de su entrenamiento, condiciones emocionales de la tripulación, entre otros) el área operacional (el medio, la pista) y la máquina (condiciones generales y de mantenimiento etc.).
“Una vez se tenga el peritaje científico realizado las evidencias levantadas y las informaciones arbitradas, se podrá conocer con meridiana exactitud la razón de tan triste realidad”.
Asimismo, mencionó que las autoridades encargadas del Presupuesto General de la Nación deberían conocer el rol de Defensa Nacional que desempeña cada órgano estatal. En el caso particular de la FAP, dijo que debería reconocer la necesidad de mejorar la flota de aeronaves existentes.
“Hoy se cuenta con 6 aeronaves de medio porte (18 a 24 pasajeros más tripulación), de los cuales únicamente el 60% están disponibles con una antigüedad de 35 años de servicio operativo o más, 5 aeronaves de pequeño porte de 4 a 10 pasajeros más tripulación (uno de ellos fue el siniestrado), con más de 40 años de operatividad. Las demás aeronaves son las más nuevas, adquiridas aproximadamente en los años 2012-2013 y se encuentran operativas”.
Un detalle no menor es tener en cuenta a las aeronaves de entrenamiento de formación de pilotos aviadores y piloto de caza, cuyas máquinas también datan de hace 35 años de servicio y, también han sufrido accidentes fatales (el último 2019 -2020) en Concepción, falleciendo el instructor y la alumna. Se destaca que estas aeronaves corren más riesgos, pues durante el entrenamiento son exigidas al límite de su operatividad.

 

“Hay que reconocer el nivel técnico de los mecánicos más antiguos y ocuparse de proveer oportunidad a quienes desean formarse cualificadamente, así como contar con personal con suficiente entrenamiento como ser supervisores en línea y de turbinas, hoy no se cuenta con ellos y con el presupuesto adecuado para mantener una flota operativa en condiciones óptimas y seguras que permita cumplir con la meta de las operaciones a realizar y comprender que al presupuesto se lo mató por inanición”, enfatizó la actual rectora de la Universidad Metropolitana.

Finalmente, explicó que, en consecuencia, si no se renueva la flota de aeronaves, próximamente, en un futuro cercano, la República del Paraguay no contará con pilotos paraguayos que desplieguen las aeronaves de servicio, transporte, control y otros que brindan apoyo a la población civil y a las autoridades nacionales.

DEFENSA NACIONAL
Para entender el contexto es importante definir ¿qué es la Defensa Nacional? Es el conjunto de previsiones y acciones que el Estado adopta para garantizar su existencia, proteger la soberanía nacional y el desarrollo del país. En ese sentido la soberanía abarca el territorio terrestre, el comprendido por las aguas superficiales y las aguas subterráneas, así también el espacio aéreo o territorio espacial. Como bien se dice La Defensa Nacional, no es un soldado y un fusil.

La doctrina de la Fuerza Aérea Paraguaya contempla la figura del Poder Aéreo Espacial Nacional, el cual está integrado por la Agencia Espacial Paraguaya, la Fuerza Aérea Paraguaya (que actúa como brazo armado, encargado del policiamiento del Territorio Aéreo) y la Dirección Nacional de Aeronáutica Civil más conocida como Dinac.

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