Si para adquirir algo que necesita con urgencia, el Estado debe tener un dictamen de la Comisión Especial de Control y Supervisión de Compras COVID19, ¿podrían decirnos para qué demonios sirve toda la maraña de oficinas públicas encargadas de hacer las compras del Estado?
Si nos ceñimos estrictamente al gasto en medicamentos e insumos sanitarios en tiempo de pandemia, el laberinto es tan interminable como costoso. Por ejemplo, la Secretaría Nacional Anti Corrupción debería ser la “instancia rectora, normativa y estratégica en el diseño, ejecución, implementación, monitoreo y evaluación de las políticas públicas del Gobierno Nacional en materia de anticorrupción, integridad y transparencia”. Su meta sería corrupción cero, ¿o no?. Es misión de la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas “regular, transparentar y optimizar el sistema de contrataciones públicas y apoyar a todos los actores intervinientes, orientando la gestión a la excelencia”. Las licitaciones amañadas, las sobrefacturaciones y las coimas para arreglar adjudicaciones serían sus principales enemigos, ¿sí o no?.
Otra: la Dirección General Anticorrupción y Transparencia del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social nació en 2018 para “establecer políticas, planes, programas, proyectos, acciones y procesos que contribuyan a la prevención de actos ilícitos, lucha contra la corrupción, a la transparencia de la gestión institucional…”, majestuosa enumeración sobre la que planean terminazos como ética, idoneidad, solidaridad, honestidad y un largo etcétera.
La cantidad de funcionarios y de plata que le cuesta al ciudadano mantener todo eso es monumental. Aún así, tuvieron que formar una comisión especial para controlar todo lo que ese funcionariaje no hizo. O, peor aún: lo hizo y nadie confía en los resultados. En resumen: por inepcia o por corrupción, esas oficinas no sirven para nada. O, sirven sólo para blanquear todo lo opuesto a lo que proclaman sus “misiones, visiones” y estupideces declamatorias por el estilo.
Si el Gobierno está corto de plata, en sólo este puñado de organismos inservibles podría ahorrarse varios billones de guaraníes. ¿Qué esperan para empezar? Porque, ya lo venimos advirtiendo. Al ciudadano se le está agotando la paciencia. Mucho cuidado con el ciudadano harto y con el bolsillo vacío.