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IA y sus advertencias

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Parece existir una ansiedad y entusiasmo a veces desmedido por saber qué y cómo ayudaría la Inteligencia Artificial o IA al ser humano.  Por ese motivo no nos tomamos el tiempo y el espacio para evaluar los riesgos y peligros que supone tener un dispositivo que algunas veces nos conoce más que nuestros entornos humanos más cercanos por la inmensa cantidad de información que maneja no solo de nosotros sino de muchas otras personas.

Aunque no tengan algo que ver con nosotros son seres humanos que pueden reunir características algo similares con las nuestras y hacer que las ofertas coincidan en algún lugar y momento con lo que queramos a lo que la IA.  Creeremos que acertó o dió en el ojo con lo que queríamos, deseábamos u optamos por la visita hecha a un sitio o posteo o publicación de algo relacionado a la oferta hecha por alguna empresa para captar la atención o hacerse de clientes que hagan uso de sus registros bancarios para que un producto o servicio sea demandado y enviado al lugar donde el internauta o demandante lo requiera. 

Riesgos que aparecen

Ahora en Montreal, uno de los padres de la inteligencia artificial advierte de una amenaza existencial para el hombre. A medida que el tiempo avanza con él se da el progreso de muchas advertencias para las que debemos tener cuidado al dar nuestra información particular a una máquina diseñada para ayudar y no destruir ni dañar vidas.

Algo que atemoriza a muchos al dar muchos datos personales a máquinas que en algún momento podrían levantarse contra nosotros.

Lo que se maneja y conoce cómo problemas que puede significar el uso de la  IA se destacan:  la creación de contenidos falsos, engañosos o incluso peligrosos, como noticias falsas, contenidos ofensivos, discriminatorios e ilegales que tarde o temprano pueden levantar o movilizar a personas con IR o inteligencia real que no estén de acuerdo con la información.

Datos o formas con que responda una máquina hecha para servirnos y no servirse de lo que le demos para que al final pueda terminar en algo desafortunado cómo vemos en algunos filmes de ficción donde el hombre o ser humano pelea contra sus herramientas que pueden encender luces, o dispositivos usados en un lugar y momento determinado o  que al tener en su memoria o base de datos nuestros códigos de acceso a las redes sociales o correo electrónico pueda ordenar los mensajes de los más importantes a los menos trascendentes por haber hecho un filtro de lo que leeremos y no en algún momento de estar frente a las pantallas. 

Tienen razón de existir no por mostrar cómo lucimos con algo puesto, un lugar visitado o con alguien en particular sino para indicar direcciones para llegar bien a un lado, conocer algo que nos ayude a identificar un espacio, persona o cosa que buscamos llegar para un propósito en particular, tener junto y bien organizado nuestros números financieros cómo los números y nombres de contactos que busquemos para consultar y obtener no una RA (respuesta artificial) sino una RR (respuesta real). Esa es la real solución o respuesta al dilema que pudo haberse creado por confiar mucho en desenlaces presentados por la virtualidad o artificialidad. 

Dependiendo a cómo, donde, cuando y con quien la usemos nos puede funcionar y hacer funcional nuestros requisitos o tornar disfuncional el propósito de dispositivos que no son todo por ser de una marca o tener un diseño atractivo, muy “moderno” y haber tenido un elevado costo.

De manera real y no artificial puede dejarnos en bancarrota que es de por sí un dilema para muchos que por las técnicas del mercadeo somos capaces de gastar nuestros ingresos en cosas que debemos usar y darle sentido a su existencia y creación y no terminar que exista para crearnos dolores de cabeza y complicaciones.  Debemos y podemos evitar si tenemos intereses y conocimientos equilibrados del porqué y para qué tendríamos o queríamos  más de una pantalla sobre nuestro escritorio donde existe a su vez mucha información personal que exige ser manejada con responsabilidad y recelo.

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