El maltrato, saqueo y humillación de los usuarios del transporte público continúa sin que al Presidente de la República, al ministro de Obras Públicas, a los directores de tránsito de los municipios del Gran Asunción, al director de la Agencia Nacional de Tránsito y Seguridad Vial ni al de la Dirección Nacional de Tránsito se les mueva un pelo o les importe algo lo que le ocurre a la gente.
Las dos últimas reparticiones le cuestan al contribuyente unos Gs. 57.000 millones, que por lo visto para lo único que sirven es para emplear un montón de gente innecesaria ya que ni siquiera se animan a hablarles fuerte a los camioneros devenidos “empresarios del transporte público de pasajeros”.
Aparte de sostener oficinas absolutamente inútiles, el contribuyente debe bancar el gran negocio del subsidio a los camioneros, inventado tiempo atrás con la promesa de mejorar el transporte y habilitar servicios diferenciales. El pasaje popular está a unos 2.000 guaraníes mientras que el otro cuesta 3.400. Eso era antes. Con el correr del tiempo, los “muchachos” fueron habilitando como “diferencial” cualquier chatarra oxidada, con lo cual el diferencial quedó reducido a los 1.400 guaraníes extra que se embolsillan los camioneros por cada pasaje.
Y no es broma esto del subsidio. Instaurado en 2012, hasta ahora le llovieron a los supuestos empresarios mas de Gs. 400.000 millones, mas de 61 millones de dólares, diez millones de ellos solo el año pasado. ¿Y… dónde está la mejora del servicio? No sólo no mejoraron ni invirtieron en renovación del parque sino que fueron tirando a un costado las chatarras demasiado oxidadas. Las demás, pasándoles un trapo húmedo, siguieron en circulación.
El así llamado transporte público de pasajeros del Paraguay es el peor del continente. Cualquier ciudad de provincia argentina, estado brasileño o departamento chileno tiene un servicio mejor.
Chile está mudando rápidamente al transporte eléctrico, un país que produce el 52% de su energía quemando carbón, diesel y gas natural. Nosotros, con el 100% de hidroelectricidad, seguimos usando las mismas porquerías rodantes a diesel que lo contaminan todo. Los camioneros siguen burlándose sangrientamente del Gobierno, del ciuddano que aborda sus pestilentes buses y de toda decencia.
¿Hasta cuándo se puede seguir tolerando toda esta barbarie?
