Muchas veces podemos estar preocupados de una manera casi extrema hacia la posibilidad de contraer alguna enfermedad, generando un pánico sin sentido por nuestro estado de salud. ¿Alguna vez te pasó? Entonces déjame hablarte del trastorno hipocondríaco y la delgada línea entre el cuidado y la paranoia a través de la historia de una persona que lo sufre día a día.
Hace unos días, cuando tropecé y caí al suelo, se me quedó una leve sensación de dolor en el pecho. Al principio lo dejé pasar, pero posteriormente se intensificó y comenzó a preocuparme.
Decidí buscar en Google algunas enfermedades que estén relacionadas con una sintomatología similar a la que estaba sintiendo y me encontré con varias cosas que, lejos de calmarme, comenzaron a alterar mucho más mis nervios.
«Ataque cardíaco» o «embolia pulmonar» fueron las primeras opciones que comenzaron a saltar durante mi investigación y de manera automática me generó mucho pánico por el miedo de sufrir una de esas afecciones. Casi pude sentir cómo mi corazón latía de una manera anormal o comenzaba a coagularse sangre en mis pulmones… esto ya parece una locura, ¿no?
Pues estas sensaciones un poco exageradas, y repletas de miedo por sufrir una enfermedad grave, caracterizan lo que se denomina como «trastorno hipocondríaco». La persona que lo padece generalmente piensa que padece una dolencia terminal y al realizar búsquedas al respecto, se vuelve aún más paranoica y ya no puede razonar con claridad acerca de lo que en verdad le sucede.
UNA REALIDAD EQUIVOCADA
“Por lo general alguien hipocondríaco experimenta una ansiedad o miedo extremo a contraer enfermedades, a veces sin presencia de síntomas. También puede estar en estado de alerta y muy pendiente de cambios en sus sensaciones corporales o síntomas menores que vaya a experimentar”, explicó Celeste Cano, Magíster en Psicología Clínica.
La experta resaltó que un ejemplo claro de esto podría ser cuando alguien atribuye el dolor de cabeza o jaqueca a un tumor cerebral. Por ello, las personas que sufren de este trastorno acuden constantemente a revisión médica, realizándose una cantidad exorbitante de estudios, aunque el médico le siga confirmando que no pasa nada malo con su salud.
“El extremo de la hipocondría afecta a la persona en su desarrollo cotidiano, puesto comienza a evitar acudir a ciertos lugares, tratar con ciertas personas o realizar actividades donde pueda contraer enfermedades, lo cual hace que se aísle hasta el punto de entrar en un estado depresivo, debido a la angustia”, indicó la psicóloga.
Cano también mencionó que varios estudios han revelado que, durante la pandemia, muchas personas experimentaron ansiedad o miedo excesivo a contraer el virus, por lo cual se puede hablar de un repunte del trastorno durante el período más intenso de la pandemia.
“Incluso hubo personas que acudieron a consulta médica afirmando que por ciertos síntomas que estaba experimentando en ese momento había contraído el virus. Otras personas que se recuperaron del Covid-19 quedaron con secuelas psicológicas de ansiedad o miedo por volver a contraer el virus o que les haya afectado algún otro órgano interno”, determinó la especialista.
Pese a que no está de más ser precavido en diversos factores de nuestra salud, es necesario comprender que ningún extremo es bueno, pues una preocupación intensificada hacia alguna afección que podamos contraer podría terminar en una ansiedad grave que no nos dejará vivir de una manera tranquila.
Al final no estaremos teniendo una dolencia física, pero nuestra estabilidad mental estará al límite y eso también es tan preocupante como cualquier otro padecimiento posible.
TRATAMIENTOS Y RECOMENDACIONES
(De acuerdo a la Magíster Cano, se pueden tener en cuenta estos factores)
– Primeramente, es necesario acudir a un especialista en psicología clínica especializado en el tema.
– El estado de ansiedad o angustia que padece una persona sí es real y es necesario que sea tratado, por lo cual no se deben minimizar estos aspectos.
– Solo el profesional idóneo brindará la contención emocional necesaria y las técnicas en psicoterapia requeridas para manejar dichas creencias y conductas.