miércoles, febrero 12

Geografías y nombres

Nos llamamos Paraguay desde hace más de 200 años cuando logramos independizarnos de la corona española y luego de haber pasado por trágicos momentos cómo “la guerra de la triple alianza” que terminó del 43,1 a el 51,5% del país. Y aún luego de ese triste episodio logramos ponernos de pie, arremangarnos y sacar adelante el Paraguay que pudo haber desaparecido.

Ahora, luego de 154 años del fin de aquel horrible combate. Se siguen dando hechos desagradables entre países americanos vecinos. Afortunadamente ya no en el sur sino más arriba, que dichosamente no es un capítulo del uso del plomo o herramientas bélicas de destrucción entre seres humanos sino tiene que ver con el intento de cambiar el nombre de países. 

Parece un cuento de ficción, más ahora Donald Trump quiere cambiar el nombre del Golfo de  México por “Golfo de América”, y eso para un país de 215 años con su identidad construida, promocionada, admirada y valorada por el mundo desde hace un buen tiempo es ciertamente una provocación.

Cuando ya creíamos que aquel tiempo de exploración y colonización había quedado en el ayer ahora tenemos novedades de países que pretenden cambiar el nombre de sus vecinos por caprichos particulares. Esta se trata de su última propuesta para rediseñar el mapa del hemisferio occidental. Trump se ha referido repetidamente a Canadá como el “Estado 51” de los EE.UU. El presidente estadounidense también ha exigido que Dinamarca considere ceder Groenlandia y ha pedido a Panamá que devuelva el Canal de Panamá a su país. 

Una actitud del ejecutivo estadounidense que no ayuda a su país para que retome el rostro atractivo para muchos migrantes e inversiones extranjeras que decidieron establecerse en este país para desarrollar su producción al mundo o para un mercado específico del planeta.

Provocaciones innecesarias

El Golfo de México es uno de los cuerpos de agua de mayor importancia económica dentro de las Zonas Económicas Exclusivas de México y Estados Unidos (EUA), con una superficie de 1.623 millones de km2. De aquí se extraen bananas, mangos, piñas, vainilla (planta autóctona mexicana), ají picante, agave, cacao, cítricos, cebada y arroz para los EE.UU  y el mundo. Según Trump el nuevo nombre tiene un “hermoso sonido”. Y eso quizá sea suficiente para el presidente para mutar el nombre de una parte de México.

Lo que está sucediendo ahora en el continente norteamericano o del mismo hacia el mundo marca un punto diplomático en las relaciones de países en el planeta que deben ser buenas para evitar dilemas entre naciones del mundo. Ya sabemos que los conflictos entre Rusia/Ucrania e Israel/Palestina no soluciona nada sino que concibe más problemas porque trae consigo la muerte o lesión de personas, cómo destrucción de infraestructuras de países protagonistas de la guerra.

Según la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, señaló un mapa de 1607 mientras en tono de broma sugirió que América del Norte podría ser rebautizada como «América mexicana» en respuesta a la promesa de Donald Trump de rebautizar el Golfo de México como «Golfo de América».

El lunes Trump vuelve a asumir la presidencia de su país y tiene cuatro años para hacer lo que espera su población o dueño del poder en una democracia y existe allí hace tiempo. Por eso se ha vuelto en una referencia de cómo deben funcionar estos sistemas políticos y humanos en el mundo. Uno que hace tiempo opta por democracias en varios países confiando que esta aseguraría la libertad, paz, armonía y progreso social, económico y político dotando acceso y control de la cosa pública a la población. La misma que preparada y políticamente activa cómo debe estar y ser para asegurar la estabilidad y efectividad de la democracia que funciona no solo con una buena calidad de estado sino sobre todo de la nación.

No solo debemos conocer nuestra historia, constitución y referencias culturales sino también la de nuestro vecindario y en lo posible más allá por tener el acceso a la red internacional que no solo sirve para ponernos en contacto entre amigos, familia o colegas sino sobre todo para aprender. Trump tiene mucho que aprender aun.