Datos del Observatorio de Violencia de Género revelaron que hasta el mes de octubre de este año unas 27 mujeres fueron asesinadas por hombres con quienes mantenían algún tipo de vínculo.
De hecho, el fin de semana pasado, el Paraguay se tiñó de rojo con los cinco casos de feminicidio que se reportaron, durante un lapso de 36 horas, en las zonas de San Pedro, Canindeyú y Alto Paraná. Las víctimas de estos hechos fueron asesinadas por sus parejas.
El pasado martes se habría registrado otro presunto caso de feminicidio en el barrio Mbocayaty, de Ñemby. El presunto autor del hecho era un expresidiario que habría violentado sexualmente y decapitado a la víctima, Cintia Mabel Benítez (27).
“Si comparamos con años anteriores, no tuvimos nunca una situación como esta (pico de casos de feminicidio), en ninguno de los meses. Es preocupante, porque este año los asesinatos de las mujeres se dan de formas más violentas y las víctimas son cada vez más jóvenes”, explicó Raquel Iglesias, doctora en psicología e investigadora de temas como el feminicidio y la violencia de género.
La especialista agregó que Alto Paraná lidera actualmente la lista de las zonas que registran la mayor cantidad de feminicidios, aunque puntualizó que Ñemby siempre se caracterizó por casos macabros.
“El incremento en la cantidad de asesinatos a nivel país se dio desde el mes de septiembre”, detalló.
Ante el aumento de casos, Iglesias señaló que los organismos jurisdiccionales y rectores deben elaborar campañas de prevención y, sobre todo, recordar a las mujeres los mecanismos o sitios de protección que existen a fin de evitar nuevos casos de feminicidio.
“Diciembre es un mes caracterizado por el aumento de todo tipo de criminalidad. Entonces, lo que hay que hacer es mucho más énfasis y muchas más campañas de prevención para alertar sobre cuáles son las señales de peligro, considerando que en esta temporada se produce un incremento en las discusiones, divorcios o separaciones, como detonantes. También, se da el abuso de alcohol en estas fechas”, mencionó.
En esta misma línea, la investigadora manifestó que el pico en el número de feminicidios revela la debilidad que poseen las instituciones responsables a la hora de de velar por la protección a las mujeres.
“El trabajo de la prevención debería ser mucho más fuerte. Justamente en este periodo. Todos los mecanismos deberían estar trabajando con mucha fuerza”, expresó.
Asimismo, recordó que las instituciones deberían estar especialmente alertas ante los casos en que las víctimas lograron obtener una orden de alejamiento contra su agresor, pero este continúa amenazándolas o acosándolas.
“Esas son las que están en mayor peligro y las más fáciles de proteger. La policía y/o algún mecanismo vecinal deben estar alertas, porque estas son las mujeres que deben tener prioridad”, concluyó Iglesias.