Todos los años nos tomamos unos segundos o minutos el 15 de mayo para abrazar, besar, felicitar a nuestras madres por su día, uno que pasa muy rápido, y sin darnos cuenta nos vamos despidiendo de ella para descansar y viajar al 16 de mayo. Jornada en la que si tenemos la oportunidad y bendición de existir todavía con ella, representa un momento en el que abrazarla, besarla, bromear con ella y sonreirle es también oportuno. Mañana y en lo posible siempre porque ella nunca dudó en darnos de comer, asearnos, curarnos, educarnos y asistirnos en lo que hayamos necesitado en nuestra vida desde que nos concibieron hasta ahora. Personas que están orgánicamente preocupadas casi siempre por todo y todos en su entorno. A veces aunque en los mismos no estemos sus hijos o quien seamos parte de su familia.
Inquietud que a veces puede molestar, pero solo pensemos en cómo estaría este mundo sin esa angustia. ¿Seguiríamos sanos, con vida? y con fuerza para trabajar, estudiar, movernos, ver, escuchar y hacer nuestras tareas diarias que sean útiles para otros y nosotros mismos que si tenemos en cuenta la salud espiritual y física de nuestras madres en la agenda diaria que se vuelve cada vez más exigente aseguramos que prevalezca con nosotros en buenas condiciones. Las mismas con las que nos ha tenido desde que aterrizamos en el planeta.
Uno que tiene muchas fechas importantes en el calendario anual; cumpleaños, aniversarios, festividades nacionales y feriados de cualquier tipo que existen más allá que solo para descansar o no hacer nada, para meditar en lo o el homenajeado. y recordarlo siempre con respeto, galería y buen ánimo. El mismo que habrá tenido nuestra madre al ver al ser humano que salió de su vientre.
La singularidad de la vida
Una experiencia que solo la conoce y entenderá una mujer. Porque los hombres no tenemos la facultad de gestar una vida en nuestro interior, y luego concebirla y acompañarla por lo que dure su formación y cuidado. Cómo hijos o quienes tengamos una mamá que nos cuide debemos entender que esa dama también tiene compromisos y responsabilidades que cumplir y la mejor forma que tenemos para homenajearla es no trayendole o creando problemas particulares que hagan aún más pesada su vida.
Viaje que no deseamos nadie lo pierda o se encuentre con dificultades, mucho menos nuestra mamá, ese ser humano que nos alimentó en su vientre y fuera del mismo, vientre desde donde escuchábamos y sentíamos el latir de su corazón por lo que duró el diseño y desarrollo de nuestra vida. En este periodo no solo íbamos madurando en su vientre, sino que se desarrollaba una conexión única entre personas que solo la entienden mamá y su hijo/a.
Ella puede distinguir con facilidad si algo nos incomoda al ver nuestro lenguaje corporal o escuchar nuestro tono de voz y palabras que expongamos y no queramos hacerlo público. Mamá lo identificará en un pestañeo y será la primera en ofrecerse para asistirnos, aunque no tenga capacidad física o intelectual para solucionar la complicación, se ingeniará para resolver el problema, porque el amor a quien o lo que sea hace que la creatividad resuelva cualquier enigma.
Mamá si lee esto quiero que sepas que te amo en dimensiones universales desde aquella mañana, tarde o noche en la que me sacaron al mundo de tu “panza”. Que no le gustó mucho verse hincada o el dolor que te producía en la cadera el cargame a todos lados. o la molestia que fui para usted de niño de no dejarla en paz cuando necesitó de silencio y nada incomodidad para que piense tranquila en su trabajo o responsabilidades en nuestro hogar. Espacio que sin usted no estaría ordenado, limpio y luciendo atractivo para nosotros y quienes nos visitan.

Licenciado en ciencias politicas, editor, comunicador y productor de contenido creativo.