Hay instrumentos legales para seguir el rastro de un cigarrillo.
Por la boca muere el pez. Este aforismo cobra inusitada vigencia escuchando o leyendo los dichos del máximo capo de los cigarrillos que, fabricados en el Paraguay, inundan Brasil hasta apoderarse de la tajada mayor del mercado interno. Su descaro es tal que ahora lo extiende a la realidad brasileña. “Si Paraguay no produjera cigarrillos, el mercado brasileño igual estaría lleno de productos ilegales…”.
Silogismo de primer curso: “Yo exporto muchos cigarrillos. No hay forma de saber qué ruta siguen desde el momento en que los vendo. Brasil tiene un gran mercado ilegal de cigarrillos. Ergo, si no son mis cigarrillos, lo abastecerán otros”. Realismo sin maquillaje, cinismo en estado puro.
En cualquier sociedad medianamente seria, la autoridad jurisdiccional sacaría una orden para intervenir toda la cadena de ilegalidad, desde la fábrica hasta el consumidor, pasando por intermediarios y reducidores de mercancía, incluidos los guardas de aduana sordos, ciegos y mudos, por el centenar de embarcaderos clandestinos que rodean el Puente de la Amistad como moscas hasta los canoeros que atraviesan el lago de Itaipú operando desde los quinientos puertos ilegales regados por sus costas.
Dicen que si un parroquiano en un restaurant de Tokio pide saber de donde viene la carne que va a comer, el maitre le puede mostrar una etiqueta que documenta el origen del corte, no sólo del país sino del establecimiento donde se crió el animal, cómo se alimentó, la fecha de sacrificio y cuándo se lo embarcó rumbo a Japón. Eso se llama trazabilidad. En Brasil aplican ese procedimiento al azúcar. Así se supo de partidas del edulcorante que se vendía como industria paraguaya y que en realidad provenían de dos ingenios azucareros trazados de Brasil. Siguiendo la pista, se pudo identificar toda la cadena. Para ello se necesita una labor detectivesca.
Brasil podría seguir la cadena de trazabilidad de los cigarrillos paraguayos, pero toda la investigación se detiene en la frontera con el Paraguay.
Veamos. ¿No se aplica por falta de instrumentos o de voluntad? Desde 2018 existe el denominado Sistema de Trazabilidad del Tabaco en Paraguay (Sinatrap), que permite constatar el origen de un atado de cigarrillos y su pertenencia al circuito de comercialización lícita. ¿Hay o no herramientas legales?
Lo que falta es voluntad para usarlas.
Y sobra cinismo.