En su primera aparición ante la prensa, dijo que está “motivado” y convencido de que el Movimiento al Socialismo (MAS), que lidera, volverá al poder en Bolivia.“Si plantean elecciones libres, que me dejen entrar a Bolivia. No voy a ser candidato en estas elecciones, pero tengo derecho a hacer política”, pidió Morales, en medio de acusaciones de golpe de Estado contra el Gobierno que asumió tras su renuncia, el pasado 10 de noviembre.
Morales renunció a la presidencia presionado por la oposición y el Ejército después de que una auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA) detectara “serias irregularidades” en las elecciones celebradas el 20 de octubre, que lo dieron ganador en primera vuelta sobre el conservador Carlos Mesa. Tras su renuncia, se refugió primero en su bastión de Cochabamba, en la región cocalera de Chapare, y desde allí voló como asilado hacia México. Tras un mes en ese país, se trasladó a Argentina el 12 de diciembre, dos días después de que llegara a la Casa Rosada el peronista Alberto Fernández, un aliado político que ya le había anticipado su decisión de recibirlo. Morales está en Buenos Aires en calidad de refugiado, una condición que le impide hacer declaraciones sobre la situación política en Bolivia. Las restricciones, sin embargo, han sido bastante laxas. El sábado pasado, Morales subió a la azotea de la casa que lo aloja en Liniers, centro de la comunidad boliviana en Buenos Aires, para saludar a los seguidores que lo esperaban en la calle. El domingo lo dedicó a la política. Se reunió con integrantes del MAS para preparar la campaña electoral, almorzó más tarde con Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, de quienes dijo que recibió “consejos”, y por la noche jugó un partido de fútbol con el nuevo ministro de Deportes, Matías Lammens. “Tengo la obligación de informar la verdad, He llegado a México triste, destrozado, y hace una semana que estoy en Argentina y empiezo a recuperarme, envalentonado, motivado. Estoy convencido de que vamos a ganar nuevamente las elecciones nacionales”, dijo Morales. Sobre su decisión de cambiar el país de su refugio, la vinculó a la buena relación que tiene con Fernández, la cercanía geográfica con Bolivia y el volumen de la diáspora boliviana en Argentina. Según el último censo de 2010, residen en el país sudamericano unos 350.000 bolivianos, el 19% del total de extranjeros en el país. Las asociaciones de la comunidad cifran, sin embargo, entre uno y dos millones la cantidad de bolivianos que viven y trabajan en Argentina, según publica El País.