Cualquier Presidente de la República del Paraguay no podría sino ejecutar una brillante “política social” dada la galaxia de oficinas, funcionarios, programas y proyectos que lo rodean y que gozan de abundantes partidas presupuestarias.
Por ejemplo: El Gabinete Social (GS) de la Presidencia de la República “es el órgano encargado de promover, coordinar y dirigir la gestión de los programas y las políticas públicas del Gobierno nacional en el área social. El coordinador general y jefe del Gabinete Social es el Ministro Secretario Ejecutivo de la Unidad de Gestión de la Presidencia de la República”.
Este GS cuenta con 35 funcionarios exclusivos con salarios de 6 a 15 millones de guaraníes que se gastan al año Gs. 6.500 millones en remuneraciones básicas, gastos de representación, aguinaldo, remuneraciones temporales, remuneraciones extraordinarias, asignaciones complementarias, bonificaciones y gratificaciones por servicios especiales, contratación de personal técnico, jornales, honorarios profesionales y otros gastos del personal. También gastan en consultorias y asesorías sin faltar el seguro médico para el personal por Gs. 274.961.926.
Todo este gasto apunta a (sic) “la adecuada correspondencia entre los programas de política social y de los que apuntan a reducir la pobreza, la estrecha cooperación y convergencia entre las instituciones de ejecución, la elaboración de una agenda estratégica, que pueda ser compartida entre las instituciones públicas (centrales y locales) y las organizaciones no gubernamentales, otros agentes de la sociedad civil…” La sanata es mucho más larga pero con eso basta.
Esta oficina está encargada de decirle cómo hacer las cosas a 12 ministerios, cinco secretarías y una media docena de entidades diversas -incluidos Itaipú y Yacyretá- que ya tienen sus propios gabinetes, equipos interdisciplinarios, coordinaciones y jefaturas suficientes para ver qué hacer con sus “programas sociales”.
Alguien tiene que detener esta joda. No se puede seguir haciendo vito con la plata del Estado, manteniendo legiones de inútiles en oficinas con aire acondicionado, cupos de combustible y seguro médico privado. ¿Estos perejiles le van a decir a Itaipú cómo hacer sus gastos sociales si de eso viven cardúmenes enteros de políticos?
Donde se escarbe en el Estado, hay derroche. Y ya estamos hartos.