El rol es el papel o función que alguien o algo representa o desempeña. La palabra, como tal, proviene del inglés role, que significa «el papel del actor».
Esta mas que claro que los actores principales en la democracia son los partidos políticos, que buscan el poder a través de sus representantes. No hay democracia sin partidos políticos coinciden muchos politólogos, y es una teoría a la cual me adhiero.
Los Partidos políticos son organizaciones de ciudadanos de interés público, creados para promover la participación democrática, con objetivos y visiones colectivas que buscan mejorar la sociedad. Su misión también es educar y generar liderazgos positivos.
En los últimos tiempos la desconfianza y la poca credibilidad hacia los políticos y los partidos ha ido en aumento, marcado principalmente por escándalos de corrupción y promesas incumplidas por parte de los gobernantes. Hay que destacar también que existen buenos políticos y ejemplares gestiones en varios municipios del país.
En los partidos está la principal falla, desde esos espacios no se construyen propuestas ciudadanas y sólo que visibilizan como una maquinaria electoral. Su principal misión es la de formar liderazgos positivos, a través de ellos realizar los altos ideales plasmados en sus estatutos.
La realidad que vemos es contraria, hoy los partidos políticos no invierten en la formación de los jóvenes. La ANR deja sin elecciones a sus jóvenes para evitar competencias, y el PLRA sin recursos a su histórica organización juvenil, por egoísmo y por un internismos atroz.
Por eso es que me pregunto siempre ¿Están cumpliendo su rol los partidos políticos? Creo que la transformación en la política paraguaya se va ir dando cuando se generen mejores liderazgos en los partidos políticos, cuando mas autoridades entren a la política con ganas de construir y no de robar, con ansias de mejorar la calidad de vida de los compatriotas y no sólo la vida personal de los representantes.
La corrupción es el peor mal de nuestra democracia y se debe combatir por todos los frentes y la presión social a los representantes debe ser cada vez mayor.
Los cambios se darán si se mejoran y sanear las instituciones partidarias, ya que se tienen experiencias negativas en muchos países de Latinoamérica sobre el debilitamiento de los partidos políticos.
La crisis nos tiene que servir para mejorar nuestras herramientas y no para debilitarlos.