Uno de los deseos más importantes de las personas es ser feliz y en esa búsqueda se generan diferentes sistemas de creencias: ”seré feliz cuando termine el colegio”, “cuando termine la universidad”, cuando tenga pareja”, “cuando me case”, “cuando tenga mi casa propia”, “cuando visite Europa”, “cuando tenga mi caja de ahorro”, “cuando me salga el préstamo”, “cuando pague mi cuenta”, “cuando me aumente el sueldo” y la lista sigue hasta que aparece la meta alcanzada y viene la pregunta clave: “¿encontramos la felicidad?”, “¿somos felices?”.
Es muy fácil ser feliz cuando todo a tu alrededor funciona de maravillas, como me lo dijera mi gran amigo Tito cuando le pregunté que es la felicidad para él y el me contestó: “no permito que mi felicidad dependa de mis circunstancias, puedo estar solo y aún me rio de los recuerdos de mi picardía, puedo ser feliz con las pequeñas cosas, al ver un amanecer, agradecer por cada experiencia vivida, las que me dan satisfacción y las que me dan aprendizaje, porque se que el éxito está asfaltado de fracasos, cada error que cometo lo transformo en una herramienta de aprendizaje y lo mas importante, mantengo mi sentido del humor hacia arriba y si por ahí cae sé que tengo la oportunidad de elegir de nuevo y lo hago siempre para mejorar la vibración que emito”.
Todos queremos ser felices, lo que nos diferencia los unos de los otros, es la forma en que cada uno ve su situación particular. Cuando proyecto culpabilidad en los demás en realidad lo que estoy viendo es mi propia carga interior. Como dice el pasaje bíblico “¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?” El otro siempre es tu espejo, donde se refleja tu interior. Juzgar y criticar no te lleva a la felicidad. Es imposible ser feliz desde la rabia, el enojo y la tristeza. Es necesario observar los pensamientos y darte cuenta cuando entraste en el lodo de la infelicidad.
La felicidad no es un fin, es un camino. Es poder mirar a tu alrededor y que ninguna circunstancia te espante, que sepas que todo sucede para algo mejor, y la persona que está cerca de ti apenas es tu maestro como tú también lo eres para el o ella. La llave de la felicidad es ser tú mismo, conocer tus debilidades y fortalezas ayudará a dar los pasos siguientes, tener un tiempo de silencio para conversar con tu amigo más importante, tú mismo, expresar en voz alta tus ideas, pausadamente, recordando en todo momento que no es lo que digas, sino cómo lo digas lo que impactará en tus relaciones. Nada des por sentado, las suposiciones es la madre de los fracasos. Cuando las expectativas no presentan vientos favorables, es ahí donde llegó el momento de reciclar los pensamientos seguidos de actitudes proactivas. Quien entendió muy bien este tema fue Thomas Edison, el que inventó la lámpara eléctrica, a él no le salió en la primera, ni en la segunda ni en la tercera, pero tampoco se puso a llorar, ni a maldecir, siguió su camino hasta los 1000 intentos y cuando le preguntaron cómo vio su fracaso, el respondió: “no son fracasos, son mil formas de cómo se debe hacer una bombilla”. Es bueno desarrollar la habilidad de responder con actitudes positivas ante las cosas que no están saliendo, tener siempre la mente enfocada en la fe, la certeza que las cosas vendrán en su justo momento, ni antes ni después.
Otra fortaleza que ayuda a mantenerse en la felicidad es tener un buen sentido del humor. Provocar una carcajada te hará bien, mejorará tu salud y tu sistema inmunológico además de generar la serotonina que es la hormona de la felicidad. Con el paso de los años tendremos que restar importancia a las cosas intrascendentes y triviales. Así que ¿por qué esperar que pase el tiempo? El momento de reírse es ahora. Como decía el escritor colombiano Gerardo Schedling “La felicidad es la capacidad interna para disfrutar, en todo momento, con independencia de lo que suceda fuera de mi.
-Econ. Azucena Martínez Luraghi. Especialista en Organización y Métodos.
Dictó charlas motivacionales en varias empresas de Venezuela, Brasil, Líbano y Paraguay. Actualmente trabaja en el Centro de Adiestramiento en Servicio, CAES, que depende de la FCE UNA. Sigue dictando charlas en empresas y realiza coaching personalizado.