Me pueden decir; “Iñaki , Francisco Bergoglio ya murió, por eso que en paz descanse!”, más este hombre existió para enseñarnos muchas cosas y ahora, quizás tarde, nos damos cuenta de esas lecciones del hombre nacido en 1936 en Flores, Buenos Aires, Argentina. Pertenecía a la compañía de Jesús o los muy conocidos como jesuitas.
Antes de su elección, el papa Francisco se llamaba Jorge Mario Bergoglio y, desde 1998, ocupaba el cargo de arzobispo de Buenos Aires. En Argentina, trabajó para expandir y apoyar la labor de los sacerdotes que sirven en barrios marginales de la ciudad.
Fue una persona destacada por su humildad y modestia, dada las características de sus comodidades en el Vaticano y su vida fuera del mismo. Que en poco tiempo cuando veamos el famoso “humo blanco” ya sabremos quién reemplazará al primer y último papa sudamericano.
Ahora se sabe por qué nunca volvió a su país. Según algunos expertos fue porque le preocupaba que su presencia se utilizara con fines políticos.
“Él no quería que ningún presidente se ponga en el manto de él. Algo frecuente en estas latitudes del mundo, donde mezclamos la religión con la política que representan campos importantes de participación humana, con distintos fines cada uno que no logran alcanzarlos porque las distracciones mundanas son más fuertes que los objetivos religiosos o políticos que están sobrecargados de desviaciones que existen no para caer en ellas.
Todo para probar la fuerza y resistencia del personaje que presida o forme parte de una institución que existe para servir las demandas sanitarias, académicas, laborales o espirituales y no para abusar de nada en particular. Acción que lamentablemente existe en nuestra política y religión y echa a perder el sentido y justificación de ministerios, parroquias, gobiernos y misiones religiosas de cualquier religión o país que no tienen buena formación en valores o carecen del espíritu de querer hacer bien las cosas a beneficio del feligrés o ciudadano, al que sirvan. Y que al notar esto, pierde confianza de los sacerdotes, presidentes, ministros y cualquier funcionario público de cualquier estado.
Y de esta forma de deshacen gobiernos, iglesias, partidos políticos y cualquier institución que exista para inspirar buenos hábitos y comportamientos en la personalidad y espíritu del ser humano.
Bergoglio También fue el primer pontífice jesuita, y como tal intentó desde el momento de su elección privilegiar la sencillez que se le atribuye a la histórica orden fundada por San Ignacio de Loyola en 1534 por sobre la pompa vaticana.
Indudablemente, durante su papado Francisco tuvo una relación tensa con los presidentes argentinos;
Como arzobispo de Buenos Aires, entró en conflicto con la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner por la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, aunque se reconciliaron cuando se convirtió en papa. También desaprobó algunas políticas de derecha de otro expresidente, Mauricio Macri. Y, en 2020, se opuso vehementemente a la legalización del aborto impulsada en el Congreso por el presidente Alberto Fernández.
Incluso el actual presidente argentino Javier Milei dijo que el papa Francisco, su ex compatriota, era “maligno” y “comunista”, e incluso lo calificó de “imbécil”, por la defensa que Francisco hacía de la justicia social. Más tarde se disculpó, y ambos se reunieron en el Vaticano el año pasado. Milei asistió al funeral de Francisco el sábado.
Grandes virtudes
Existen muchos valores de Jorge Bergoglio cómo su valentía, humildad, coraje y bondad humana que quedan para imitar o rechazar de acuerdo a la calificación particular que haga de lo que fue su vida en el mundo y trabajo cómo cabeza de una de las religiones más importantes del mundo, que cómo cualquiera en el planeta no es perfecta porque está gestionada por seres humanos que es débil a cualquier tentación mundana. Nos enseñó que debemos conocer y atender nuestras debilidades para que no terminen distrayéndonos de la tarea que tenemos en nuestra familia, empleo o compromisos que tengamos con otras personas u organizaciones con las que o por las que trabajemos.
Ahora los católicos hemos quedado sin referencia en nuestra iglesia que está en la difícil tarea de encontrar quién pueda reemplazar a Jorge que ya partió a la eternidad cómo lo haremos todos algún día. Y en lo posible debemos atender y cuidarnos para evitar perder nuestra vida prontamente que es el único viaje que tenemos para hacer o intentar hacer buenas cosas no solo para nosotros sino y sobre todo para otros, cómo lo hizo el señor Bergoglio cuando estaba con vida.

Licenciado en ciencias politicas (UNA), editor, comunicador, productor y editor de contenido creativo para medios de comunicacion o intereses particulares
