El Departamento de Alto Paraguay tiene una matrícula de no más de 3.700 alumnos entre enseñanza inicial y educación escolar básica en sus tres ciclos. Ahora, a mitad de año, la Gobernación licita la provisión de almuerzo escolar para lo que resta del periodo escolar 2020, es decir, no más de 90 hipotéticos días de clase.
La dispendiosa administración departamental se propone gastar unos Gs. 21.000 millones en este operativo que en su versión 2019 tuvo que ser anulada por descubrirse una flagrante sobrefacturación.
Las cuentas no salen bajo ningún aspecto. Si tenemos en cuenta que el año escolar no tiene más de 180 días y los alumnos no pasan de 3.700, eso arroja una cantidad de 666.000 platos, cifra que si la aplicamos como divisor al gasto proyectado de 21.000 millones nos dice que cada plato costaría Gs. 31.500. Lo que no cierra por ningún lado es que este presupuesto cubre lo que resta del año académico, unos 90 días, por lo que el costo trepa por encima de los 60.000 guaraníes.
Sería ideal que cada alumno recibiera una alimentación acorde con esa inversión, cosa que nos permitimos dudar.
Pero lo peor de todo y que echa abajo todos los cálculos, es que las clases presenciales han sido suspendidas, volverán en 2021 y el almuerzo ha sido reemplazado por kits de alimentos que cada familia debe retirar. ¿Está claro, verdad? La figura del almuerzo escolar funciona cuando hay clases con alumnos en la escuela. ¿A qué juega el Sr. Gobernador?
Por otra parte, la alimentación escolar siempre ha sido presentada como un auxiliar valioso para disminuir la deserción escolar y moderar la repitencia. Se sabe que para muchos niños, el almuerzo escolar es la principal –y no pocas veces, la única- comida del día. En el caso del Alto Paraguay, el sistema no parece funcionar muy bien ya que, según datos oficiales del Ministerio de Educación, la repitencia alcanza el 5% y la deserción roza el 7%, los porcentajes más altos del país en ambos ítems.
Pocas cosas deben ser más miserables que robar el presupuesto de alimentación escolar. Evidencia una conducta visceralmente delincuencial y una indiferencia criminal para con niños en edad escolar, sobre todo en una zona de profundas carencias como el Alto Paraguay.
Señores diputados: enciendan la caldera y vayan por este Gobernador, verdadera caricatura del enemigo público.