Sumando su cuarta jornada de movilizaciones, los camioneros se mantuvieron con el cierre de rutas como su principal medida de fuerza para insistir en sus exigencias sociales. La constante suba en el precio del combustible fue la principal motivación que llevó a los gremialistas a tomar las calles, pero conforme se desarrollaron sus actuaciones, las mismas se vieron envueltas en una compleja desvirtuación.
Ayer a la tarde, se habló de un total de 47 cierres en distintos puntos a nivel país, pero el comandante de la Policía Nacional llegó a hablar de un total de 70 cierres en diversas rutas. Esto, yendo totalmente en contra del artículo 41 de la Constitución Nacional, “Del Derecho al Tránsito y a la Residencia”, que habla de una movilidad completamente libre de cada paraguayo por el territorio nacional.
Igualmente, el hecho de cerrar rutas, impidiendo el libre tránsito, también constituye un delito tipificado en el Código Penal, dando a entender de este modo que los derechos de terceros no pueden ser minimizados, por priorizar el derecho a la manifestación que posee también cada habitante del país.
Al respecto, en una entrevista para la 730 AM, el Ministro del Interior, Federico González, resaltó que a través de la Policía Nacional se estará estableciendo el cumplimiento y respeto de la Constitución Nacional en lo referente al libre tránsito, pero no se debe dejar de lado la posibilidad de dialogar con los gremialistas involucrados.
Sobre el tema, remarcó que cada sector siempre es movilizado por sus respectivos intereses y a esta altura se observa un componente político muy fuerte dentro de la lucha de los camioneros. “No hay otra explicación; pidieron una cosa y se les dio, pidieron otra cosa y se les concedió con mucho esfuerzo, ahora piden algo que no tiene nada que ver con los camioneros: el impuesto selectivo al consumo”, destacó González.
En ese sentido, recalcó que el objetivo principal por parte de las autoridades consiste en el despeje de rutas, al menos de manera paulatina hasta dejar de lado completamente el cierre impuesto por los camioneros. Lo último en determinarse ayer fue que los gremialistas anunciaron la desactivación de sus manifestaciones únicamente si la Cámara de Senadores aprueba el subsidio al combustible.
CONFLICTO DE DERECHOS
“Mis derechos terminan cuando empiezan los derechos de los demás. Por ello reclamó la inacción del Estado a través de los organismos de seguridad interna, pues la policía no debe permitir la imposibilidad del libre tránsito”, comentó el diputado por la ANR, Walter Harms.
Diputado Walter Harms
Dentro del punto, el parlamentario subrayó que es completamente válido realizar manifestaciones para reivindicar derechos sociales, pero existen espacios públicos destinados únicamente para ello, en lugar de recurrir a la violación de otro derecho constitucional.
Por ello, el congresista indicó que la forma elegida por los camioneros para exigir la escucha de sus reclamos es completamente inviable, pues al final termina perdiendo el trabajador común y no se logra nada únicamente cerrando las rutas del país.
Por otra parte, con respecto al tinte político encontrado en las movilizaciones de diversos gremios, el diputado no descartó dicha posibilidad, afirmando que este tipo de escenarios sociales siempre son aprovechados por determinados sectores del país.
“Es peligrosa la influencia de un sector que habitualmente utiliza este medio para tratar de presionar”, afirmó Harms, dando como ejemplo que en la zona de Itapúa, muchos aprovechan para exigir la derogación de la ley que criminaliza la invasión en propiedades privadas.
Para el parlamentario, desde el momento en que se hablan de ideologías o reivindicaciones contrapuestas, resulta evidente la politización de esta lucha porque el escenario es aprovechable para insertar intereses particulares.
“Pero para el Ministro del Interior esto debería ser una excusa, pues de todos modos tendría que hacer respetar la Constitución Nacional a través de la policía. Ningún argumento es válido cuando se impide a la gente hacer uso de sus libertades”, aseveró.