Pondrá a Chile frente a sí mismo y a sus viejos fantasmas
Se vienen unos meses muy interesantes durante los cuales veremos a un presidente chileno en ejercicio, materializando sus propuestas electorales. Que no son poca cosa. Veamos algunas de ellas.
Gabriel Boric piensa transformar el sistema jubilatorio eliminando las administradoras de fondos de pensión (AFP). Anuncia la creación de una pensión básica universal (PBU) de 250.000 pesos mensuales (US$ 300) para toda la población por encima de 65 años. Para fondear el sistema proyecta aumentar de 12 al 18% el aporte pagado por los empleadores.
Boric se propone también “reconstruir la educación superior pública, gratuita, de calidad y vinculada con las necesidades del país…”. Aquí tendrá uno de sus principales campos de batalla ya que el nuevo presidente viene de la protesta estudiantil estallada en 2011 y que abogaba por una enseñanza superior gratuita “como en Argentina”. Hoy, una matrícula en la estatal Universidad de Chile puede costar hasta US$ 6.000, más de 12 veces el ingreso familiar promedio. Además, el gasto de un estudiante en pasajes llega a los US$ 40 mensuales. Así, la educación universitaria gratuita y el boleto estudiantil componen una de las promesas electorales cuyo cumplimiento será implacablemente auditado por el universo de 1.300.000 estudiantes que, entre otros chilenos, llevaron a Boric al Palacio de la Moneda.
Para generar los recursos que requerirán los nuevos formatos de gestión estatal en la educación, la salud, los fondos de pensión y los subsidios al desempleo, Boric va a meterle mano al esquema tributario. Primero, con la creación de un impuesto al patrimonio neto de las personas de alto nivel patrimonial que tengan domicilio en Chile o en el exterior. Segundo, va a revisar la mora impositiva generada por permanentes recursos de apelación de los grandes capitales de inversión. Tercero, eliminar exenciones impositivas excesivas o injustas. Con estas y otras medidas, Boric se propone elevar la recaudación tributaria en un 1,6% sobre el PIB (unos US$ 4.500 millones).
El nuevo presidente no piensa poner freno a la industria minera pero sí sacarle mejor provecho elevando los royalties “que nos permitan superar el extractivismo y avanzar hacia un nuevo modelo de desarrollo”.
El planteo general es desafiante y preanuncia un escenario político no exento de conflictos. Veremos que tan lejos podrá Boric llevar su modelo.